Cuando una mujer se siente tentada a abortar es, en gran medida, porque no cuenta con la información necesaria para saber cómo enfrentar sus actuales problemas, y también porque desconoce lo que le puede causar la decisión de acabar con la vida de su hijo —y de lo cual las clínicas abortistas privadas y del sector público seguramente no le advertirán—, como es el síndrome post-aborto, que no pocas veces lleva a las mujeres hasta el suicido.
Cuatro alternativas
La primera alternativa al aborto, y que sería la ideal, es criar al hijo con la cooperación del otro progenitor. Pero, si ya se pensó en acabar con el embarazo, generalmente es porque no se tiene el apoyo del padre del bebé, o la relación con él no es ideal o de plano no existe, como ocurre en el caso de una violación.
Entonces habría que pensar en la segunda alternativa, que es criar al hijo como madre soltera. La crianza individual puede ser un desafío, pero cada vez es más común y aceptada en la sociedad. Lo que obstaculiza a muchas madres para decidirse es que no tienen los medios económicos ni el apoyo de familiares para atender su embarazo, el nacimiento de su hijo y su crianza.
Pero hay centros de ayuda, tanto de la Iglesia como de la sociedad civil, que acogen de forma gratuita a mujeres embarazadas que requieren de apoyo médico, psicológico o legal; incluso les ofrecen albergue para que puedan vivir con tranquilidad esa etapa, además de proporcionarles talleres y cursos de capacitación para que, una vez que hayan dado a luz y estén suficientemente preparadas, puedan encontrar un trabajo y criar a su hijo.
En la nación mexicana hay varias instituciones de este tipo, por ejemplo: Ayuda a la Mujer Embrazada, A.C., (en Mérida); Casa Yoliguani (Edo. de México), Mater Filius, A. C. (en once ciudades), o Vifac, que cuenta con 38 centros de ayuda a lo largo del país (dos de ellos en el estado de Querétaro: uno en su capital y otro en Tequisquiapan). Estos centros se sostienen con donativos de la sociedad civil.
La tercera alternativa es para las madres que, habiendo dado a luz, consideran que por el momento no pueden hacerse cargo de su bebé pero que en un futuro cercano sí podrán, por lo que pueden poner a su hijo bajo custodia temporal, y no pierden sus derechos como madres del menor. Es un arreglo legal por el cual el bebé será confiado temporalmente a un orfanato o casa-cuna, o bien a otra persona.
Pero si la madre no está segura de que en el futuro podrá encargarse de su hijo, la cuarta alternativa es darlo en adopción. Puede ser la más difícil de todas, pero dicha alternativa le dará a la mamá la tranquilidad de saber que su bebé se criará dentro de una familia cómoda, amorosa y estable.
Los servicios de adopción siempre se proporcionan sin costo para las embarazadas, y hay países donde las mujeres incluso reciben ayuda con sus gastos de manutención durante el embarazo.
En México las mamás que no pueden hacerse cargo de su bebé pueden darlo en adopción de tres maneras:
1) Adopción familiar, que consiste en que un miembro de su propia familia adopta al hijo para que así la mamá pueda mantener relación con el niño. Esto se tramita a través de un abogado especializado en familia.
2) Adopción abierta, por la cual el bebé tendrá unos padres adoptivos, pero se permitirá que la progenitora tenga una relación limitada con el niño, a través de cartas, regalos, e incluso algunas visitas.
3) Adopción cerrada, que es la más común, en la cual la madre biológica pierde contacto y derechos sobre su niño, el cual es entregado permanentemente a sus padres adoptivos.
Imagen de Boris Gonzalez en Pixabay
TEMA DE LA SEMANA: «ALTERNATIVAS Y ACCIONES PARA QUE VIVAN LOS DOS”
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 14 de agosto de 2022 No. 1414