Celebra nueve años de llevar el mensaje del amor, la esperanza, la fe y la alegría a través del cine

Redacción

El Festival Internacional de Cine Católico está de pláceme al cumplir nueve años de apoyar y difundir el cine católico alrededor del mundo. Como todo nuevo proyecto empezó con un sueño, una idea que poco a poco se cristalizó hasta convertirse en lo que es hoy: un medio de evangelización en la pantalla grande.

La historia inició hace nueve años en Estados Unidos, al fundar el proyecto de evangelización “Mensajeros de Amor” en redes sociales. En ese entonces, se dio la oportunidad de apoyar en la difusión de una película sobre la Virgen María.

Tras organizar la premier de la cinta, fue evidente la fuerza de evangelización con un mensaje centrado en la doctrina católica, la esperanza, la fe y el amor. Después de esa primera proyección recibieron diversos testimonios de conversión, de personas que comenzaron a rezar el rosario o que se acercaron a algún sacramento.

Posteriormente, al vivir esto, surge el llamado a realizar un proyecto enfocado a evangelizar a través del cine, una plataforma para apoyar a los productores católicos en difundir y distribuir sus películas en diferentes países y, así mismo, generar una comunidad de unión y esperanza en cada país.

Así fue como se fundó el Festival Internacional de Cine Católico, con una vocación de transmitir el amor de Dios, la alegría y la esperanza, buscando difundir el evangelio, la santidad y la vida de sacramentos a toda la comunidad católica: niños, jóvenes, familias, apostolados y movimientos.

La primera película que difundió el Festival en Estados Unidos fue Fátima. El último misterio y, posteriormente, la llevaron a México y Centroamérica, donde más de 100 mil personas la vieron. Así arrancó el proyecto encomendado a santa María de Guadalupe, patrona del festival, y San Juan Pablo II, fuente de inspiración y vocación y dirigido por Gaby Jacoba.

En los primeros tres años esta obra se extendió a más de 22 países en Latinoamérica y Europa y, a partir del 2020, a nivel mundial a través de la plataforma digital.

Para su directora, Gaby Jacoba, ha sido todo un reto, “sabemos que esto ha sido por la gracia de Dios que nos ha abierto los caminos para llegar a muchos corazones. Ahora somos una gran familia a nivel mundial, unida por el amor de Dios”.

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 21 de agosto de 2022 No. 1415

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