PREGUNTA DE NIÑOS
En las religiones paganas, o sea en aquellas en que la gente ha adorado a dioses falsos, a éstos les han inventado nombres.
Por ejemplo: los aztecas llamaron Tláloc a su dios de la lluvia; los incas dieron el nombre de Pacha Mama a su diosa de la fertilidad y de la tierra; y los griegos nominaron Poseidón a su dios del mar.
En la Biblia, Dios llevó hasta Adán a todos los animales para que les pusiera nombre (Génesis 2, 19), porque darle nombre a otro ser equivale a estar por encima de éste. Así que el ser humano no puede escoger un nombre para Dios, porque es inferior a Dios.
Sin embargo, mientras los hombres no conocieron el nombre de Dios, tuvieron que referirse a Él de alguna manera, entonces usaron palabras como Elohim, que significa “Dios”, o El Shaddai, que se traduce como “Dios Todopoderoso”.
Moisés le preguntó a Dios antes de iniciar su misión: “Si voy a los israelitas y les digo: ‘El Dios de sus padres me ha enviado a ustedes’; y ellos me preguntan: ‘¿Cuál es su nombre?’, ¿qué les responderé?’. Dijo Dios a Moisés: ‘Yo Soy el que Soy.’ Y añadió: ‘Así dirás a los israelitas: ‘Yo Soy’ me ha enviado a ustedes’” (Éxodo 3, 13-14).
Por eso se empezó a escribir Yahvéh como nombre de Dios, pues significa “El que Es”.
Pero al ser hijos de Dios por el Bautismo, Jesús nos enseña a orar no diciendo Yahvéh sino “Padre”; y el Espíritu Santo nos hace clamar Abbá, que significa “Papito”.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 18 de septiembre de 2022 No. 1419