Benedicto XVI recordaba el 25 de marzo de 2007:

“Jesús vino para decirnos que nos quiere a todos en el Paraíso, y que el Infierno, del que se habla poco en nuestro tiempo, existe y es eterno para quienes cierran el corazón a su amor”.

Si bien hasta el más malo de los hombres puede tener esperanza de librarse de la condenación eterna si se arrepiente de sus pecados y se acoge a la misericordia de Dios, no es algo que se deba dejar para el final, para el último minuto o segundo, pues nadie sabe si las circunstancias en que le tocará morir le darán tiempo para pedir a Dios su perdón.

Por desgracia, como señalaba Benedicto XVI en otra fecha, 14 de febrero de 2008, “hoy se ha tornado habitual pensar (…) que el pecado no cuenta, que al final Dios será bueno con todos. Ésta es una bella esperanza, pero existe la justicia y existe la culpa verdadera”.

Si no se piensa en la posibilidad del Infierno, más fácilmente se puede caer en éste. Ahora bien, hay quienes sí creen y piensan en él, pero con una visión tan distorsionada como dañina.

Están los que creen que al Cielo va la gente aburrida, y al Infierno la gente divertida, por lo que éste último es más agradable que el primero.

Otros afirman, rechazando la verdad revelada por Dios, que “el Infierno no ha sido definido dogmáticamente por la Iglesia, por lo que sólo es una posibilidad, no una realidad concreta”. Habría que preguntarles: si el Infierno no existe, ¿Jesús de qué vino a salvarnos?

También se está extendiendo una enseñanza idéntica a la de la secta Testigos de Jehová —y que también coincide con el llamado “nirvana satánico”—, según la cual “las almas que no se arrepienten y, por lo tanto, no pueden ser perdonadas, desaparecen. No existe para ellas un Infierno, existe la desaparición de las almas pecadoras. No hay castigo sino aniquilación”.

Dicha herejía invita a no esforzarse por vivir una vida buena y santa, ya que llevar una existencia de mediocridad o una de maldad absoluta igualmente no tendría consecuencias.

TEMA DE LA SEMANA: «¿QUIÉN PUEDE SALVARSE?»

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 4 de septiembre de 2022 No. 1417

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