Misterios de la Biblia

En el Evangelio nuestro Señor Jesucristo advierte: “Todo pecado y blasfemia se perdonará a los hombres, pero la blasfemia contra el Espíritu no será perdonada. Y al que diga una palabra contra el Hijo del hombre, se le perdonará; pero al que la diga contra el Espíritu Santo, no se le perdonará ni en este mundo ni en el otro” (Mateo 12, 31-32. Cfr. Marcos 3, 28-29 y Lucas 12, 9-10)).

Como el Señor no da una mayor explicación, surge la interrogante de por qué pecar contra el Hijo, que es Dios, sea algo que pueda ser perdonado, y en cambio el pecado contra el Espíritu Santo, que igualmente es Dios, no tenga perdón.

  • Padres de la Iglesia como san Atanasio, san Hilario, san Ambrosio, san Jerónimo y san Juan Crisóstomo afirman que se peca contra el Espíritu Santo cuando se dice literalmente algo blasfemo contra Él. En el pasaje del Evangelio los fariseos blasfemaron contra el Espíritu Santo porque le atribuyeron al demonio Belcebú las obras que realizaba Jesús por su propia divinidad y por la operación del Espíritu Santo.
  • Santo Tomás de Aquino lo relaciona con “la impugnación a la verdad conocida (…) para pecar con mayor libertad”, así como con la impenitencia “en cuanto entraña el propósito de no arrepentirse”. Además explica:

“Quien blasfemaba contra el Hijo del hombre cuando su divinidad no estaba aún revelada, podía tener alguna excusa (…). No tenía, en cambio, excusa alguna (…) quien blasfemaba de su divinidad atribuyendo al diablo las obras del Espíritu Santo”.

  • Juntando las aportaciones de los grandes teólogos de todos los tiempos, se puede hablar de seis modalidades de pecado contra el Espíritu Santo: 1) La desesperación (persuasión de la imposibilidad de conseguir de Dios el perdón de los pecados y la salvación eterna). 2) La presunción (temeraria confianza en la misericordia de Dios, esperando conseguir la salvación sin arrepentirse de los pecados). 3) Impugnación de la verdad conocida por deliberada malicia (al despreciar el don de la fe, ofrecido por el Espíritu Santo, se peca directamente contra la misma luz divina). 4) Envidia del provecho espiritual del prójimo (es el pecado de Satanás, a quien duele la virtud y santidad de los justos). 5) La obstinación en el pecado (rechazo de la Gracia por refinada malicia y rebelión contra Dios). 6) Impenitencia deliberada (tomar la determinación de no arrepentirse jamás de los pecados y de resistir cualquier inspiración de la Gracia que pudiera impulsar al arrepentimiento).

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 4 de septiembre de 2022 No. 1417

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