Los salmos, alma de mi oración

Por Prisciliano Hernández Chávez, CORC.

Este Salmo tiene su estructura definida: 1. Los pueblos, gobernantes y naciones, en rebelión contra el Señor-Yahvéh y contra su Ungido-Rey-Mesías (v. 1-3); 2. El Señor-Yahvéh y el Mesías-Cristo reafirman la realeza mesiánica, (v. 4-9); 3. Exhortación a los jefes de los pueblos que se sometan al Señor-Yahvé y a su Mesías-Cristo (v. 10-12).

Puede tener su aplicación inmediata a ciertos reyes de Israel y a la aceptación que se debería de tener al Rey-Ungido, hijo adoptado por Dios; pero el Salmo rebasa toda aplicación a una dimensión meramente inmediata e histórica. Trasciende a toda personalidad humana y más bien debe ser aplicado estrictamente al Mesías, Cristo Jesús, Rey de todas las Naciones y Rey del Universo e Hijo de Dios Padre.

Esta línea es persistente en la tradición cristiana aplicado a Cristo Jesús Mesías e Hijo de Dios. Así en Hechos 4,25-28): “…tú dijiste por medio de tu servidor, nuestro padre David, inspirado por el Espíritu Santo: ‘¿Por qué las naciones se han levantado con insolencia y los pueblos hicieron planes sin sentido? ¿Los reyes de la tierra se han rebelado y los jefes de las naciones se han aliado contra el Señor y contra su Ungido’? Porque es verdad que en esta ciudad Herodes y Poncio Pilato se aliaron con las naciones paganas y el pueblo israelita contra tu santo servidor Jesús, a quien tú ungiste para llevar a cabo todo lo que tu poder y tu voluntad habían decidido realizar”.

En Hebreos 1, 5: “En efecto, ¿a quién de los ángeles Dios dijo alguna vez: tú eres mi hijo, yo te he engendrado hoy”, y también: “Yo seré padre para él, y él será hijo para mí?”.

Aunque hay más citas, solo ponemos por último está del Apocalipsis (2,26-27): “Al vencedor, al que sea fiel hasta el fin, le daré autoridad sobre las naciones y las apacentará con cetro de hierro y las quebrará como vasos de arcilla con la misma autoridad que yo recibí de mi Padre y también le daré la estrella de la mañana”. Marie-Joseph Lagrange, respecto de este Salmo decía que era el Salmo mesiánico por excelencia.

Una consideración teológica final: Jesucristo es el Mesías Ungido Rey, Hijo del Padre. Confluyen en su persona su condición divina y humana; es Dios y hombre verdadero. La persona del Verbo asume la naturaleza humana. Es Rey, diríamos ontológicamente hablando, pero también porque empezó a reinar desde la Cruz; Mesías rechazado a quien el Padre lo justificó ante todos por su Resurrección.

Nota: no solo existen los cuatro tomos impresos de la ‘Liturgia de las Horas’, sino gracias a Dios tenemos ediciones virtuales: La del Episcopado Mexicano que se llama ‘Apostólica’, la de los Franciscanos ‘IBreviary’ Pro Terra Sancta, en diversos idiomas incluso en Latín y la de Argentina.

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 11 de diciembre de 2022 No. 1431

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