Rescatado a través del Rosario

Wilson Fernando López tenía 17 años cuando vivía en Manizales, Colombia, y conoció a una hermosa joven que lo invitó a una reunión.

Resultó que no era una fiesta sino un ritual satánico, y Wilson quiso escapar, pero escuchó una voz que le dijo: “Si huyes, te mato”. Así que se integró a la secta. Pasaron varios años y sólo le faltaba hacer un sacrificio humano para completar su pacto con Satanás.

Entonces se mudó a su barrio una muchacha que le gustó tanto que intentó hechizarla para que se enamorara de él. Pero ningún hechizo la afectaba, así que consultó con su “obispo negro”, quien le sugirió acercarse a ella fingiendo ser un buen muchacho.

“Empecé a acompañarla en las cosas que le gustaban. Ella rezaba el Rosario por las mañanas y las tardes, además de ir a Misa todos los días. Y un día me pidió acompañarla a la iglesia y que me arrodillara en frente del Santísimo”. Pero Wilson sintió que lo traspasaban con agujas.

Luego Satanás comenzó a cobrarse, atormentándolo con voces que le decían: “¡Mátate! ¡Te vamos a matar! ¡Sacrifícate!”.

Desesperado, pidió ayuda a un sacerdote católico, el cual expulsó del joven a tres demonios. Wilson acudió al sacramento de la Confesión, y la penitencia que se le dio fue “ir donde las personas a las que había dañado y pedirles perdón”.

Estando en su grupo de oración apareció el “obispo negro” y empezó a maldecirlo. “Comencé a sentir detrás de mí una voz que decía ‘Dios te salve María, llena eres de gracia…’, y cada vez fue más fuerte. Y vi una mano blanca, hermosa y luminosa, portando un rosario que enrolló al ‘obispo negro’”, el cual se fue de inmediato. Y Wilson no volvió a ser atacado.

De satánica a religiosa

La italiana Michela fue abandonada por sus padres al nacer. Y creció sin amor y atea. Pero se enamoró de un muchacho católico.

Se iban a casar por la Iglesia en un matrimonio mixto (entre un creyente y una atea), pero él murió cuatro días antes de la boda. Y ella juró: “Dios, si Tú existes, empeñaré mi vida en destruirte”.

Estaba triste y angustiada, así que decidió recibir psicoterapia. Su psiquiatra, que era una sacerdotisa satánica, la incorporó en su secta, donde en sólo dos años “me llevó a perder mi dignidad de mujer, mi dignidad de ser humano”.

En 1986, para convertirla en sacerdotisa satánica, la convencieron de que debía asesinar a Chiara Amirante, fundadora de la Comunidad católica Nuovi Orizzonti. Michela fue a su casa a matarla, pero Chiara escuchó la voz de la Virgen María que le decía: “Abre tú la puerta, que es una hija mía que tiene una gran necesidad”. Chiara abrió, abrazó a Michela y le dijo: “Bienvenida, hija mía. Por fin has llegado a tu casa”. Y ese abrazo cambió su vida.

Michela confesó a Chiara la verdad y dijo: “Para mí ya no hay esperanza”. Chiara respondió: «¡Sí, sí que hay esperanza, porque el amor ha vencido a la muerte! ¡Hay esperanza para ti porque hubo quien dio la vida por ti! ¡Y Jesús te ama!”. Michela alegó: “Sé cómo son. Tengo poco tiempo. Me matarán y te matarán a ti también”, más Chiara respondió con firmeza: “No lo harán, porque María te quiso en esta casa”.

Y ahí se quedó Michela. Se convirtió a Cristo, se sometió a varios exorcismos y finalmente se consagró a Dios como religiosa.

Mirar el crucifijo lo sacó de la oscuridad

David Arias, de familia católica y originario de México, tenía 16 años cuando se fue a vivir con su familia a California, y ahí sus compañeros de escuela lo introdujeron en la ouija, el alcohol, las drogas y la promiscuidad sexual, y se convirtió en miembro de la Iglesia de Satán.

Ahí estuvo por cuatro años, pero cada vez se sentía más vacío. Un día entró en un templo católico y se quedó mirando a Cristo crucificado y lanzó un desafío a Dios: “¿Me puedes ofrecer algo mejor que Satanás?”.

Inmediatamente decidió abandonar la secta, pero para no ser asesinado por sus miembros, se mudó a otro lugar. Empezó a frecuentar los sacramentos y se casó. Ahora es evangelizador.

Y ya no teme a los satanistas: “El Señor está conmigo, con Él no tengo nada que temer”.

Autista rescatada por su ángel

Por ser autista, la estadounidense Deborah Lipsky sufría bullying de parte de otros niños en una escuela católica. Como las monjas del colegio “sugirieron que yo merecía el trato que recibía”, en venganza Deborah comenzó a dibujar pentagramas en sus tareas, así que la expulsaron.

Eso la llevó a investigar sobre satanismo y, años después, a unirse a un culto satánico, aunque lo abandonó por la vulgaridad de sus misas negras. Deborah era más adepta al satanismo dedicado a la destrucción de la Iglesia y la moralidad tradicional. Y, con el poder del mal, siendo muy joven ya había acumulado una enorme riqueza a pesar de sólo trabajar a tiempo parcial. Pero los demonios no hacen nada gratis, y la estaban aterrorizando: “Vinieron a recoger mi alma o querían una posesión. Pero tuve un sueño en el que un ángel vino a rescatarme. Me levanté a la mañana siguiente y decidí: ‘Voy a ser católica de nuevo’, y oré: “Dios, yo no sé si existes; pero, si existes, envíame a alguien que me lleve de vuelta a la Iglesia católica’”.

Unos meses más tarde conoció a sacerdotes con experiencia en el combate contra demonio, que liberaron a Deborah y la ayudaron a volver a la Iglesia.

TEMA DE LA SEMANA: «¿QUIÉN PUEDE SALVARSE?»

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 4 de septiembre de 2022 No. 1417

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