Los monasterios, faros que iluminan nuestro tiempo

Entrevista a Santos Blanco, director de Libres

Por Rubicela Muñiz

-Santos, ¿qué sabías de la vida monástica antes de hacer el documental?

La verdad que no sabía prácticamente nada. Había visto a los monjes, a las monjas en alguna película, pero mi conocimiento era nulo. Durante la pandemia uno de los inversores de la película me pidió ayuda porque los monasterios no tenían recursos económicos para salir adelante. Como estaban encerrados no tenían modo de sustento, entonces articulamos una campaña de comunicación para recaudar fondos y fue un éxito.

Así tuve mi primer acercamiento a los monasterios porque hice un par de campañas de publicidad y ahí es cuando empecé a tener contacto con ellos, a alucinar con sus vidas, con su forma de ser y con su paz interior. Ahí fue cuando empecé a leer y me encontré con la frase que abre la película y que es del Papa Francisco: “La iglesia y el mundo los necesita como faros que iluminan a los hombres y mujeres de nuestro tiempo”. Y ahí surgió la idea del documental.

-Una vez hecho el rodaje, ¿hubo un cambio personal en su vida?

Pues sí, sobre todo uno que no siempre soy capaz de llegar hasta conseguirlo. Entre la preproducción, el rodaje y el conseguir los accesos a los monasterios pasó mucho tiempo. Durante el rodaje pasé mucho tiempo con ellos en su rutina, en su día a día. Entonces cuando salí de ahí y volví al mundo, pues, era como que me faltaba algo y ese algo que me faltaba era un ratito de silencio, un ratito de oración diaria, aunque fuera poquito.

Pero no tanto una oración leída o de peticiones, sino simplemente estar tranquilo, en silencio con Dios. Y eso creo que es algo que voy a tener ahí para el resto de mi vida, al igual que querer pasar siempre algunos días con las monjas y monjes de clausura.

-¿Ahora tiene otro concepto de la felicidad?

Más que un concepto nuevo de la felicidad es un concepto nuevo sobre la libertad: que la verdadera libertad es la libertad interior, un estado de paz. Ahí es donde reside la verdadera felicidad. Tampoco quiero hacer muchos spoilers, pero la película hace esa diferencia entre felicidad y esa paz interior.

En cuanto a la felicidad hay una frase que me encanta de la película, que dice: “Mi felicidad tiene forma de cruz”.

He aprendido que en la vida cuando te vienen cosas que te superan un poco, o conflictos, pues aceptarlos de una forma diferente y verlos como pequeñas oportunidades para ser mejores y para aceptarlo con buena cara, con felicidad y con cierta paz.