Brenda Guadalupe Ramírez Lezama sigue el camino de apoyar, dar alegría y acercar a la espiritualidad a personas de escasos o ningún recurso de vida a través del proyecto “Amor, bondad y alegría” en las Cáritas parroquiales de la Arquidiócesis de la CDMX. Una misión que se puede tomar como ejemplo para cualquier parte del país o del mundo. En entrevista cuenta su formación y su proyecto de vida.
Por Sergio Estrada
¿Cuál es la estructura de “Amor, bondad y alegría” y cómo funciona?
▶ “Amor, bondad y alegría” toma en cuenta las estructuras de las Cáritas parroquiales y se fortalece a través del voluntariado.
Los círculos de apoyo son en alimentos, compartiendo la comida preparada, en donativos como dar despensas, ropa en buen estado, juguetes, útiles escolares y mochilas.
Otro círculo de apoyo es la terapia ocupacional en donde se hacen manualidades y juegos de mesa. Otro apoyo es el de eventos especiales que en fechas como el 10 de Mayo, Día del niño y Navidad, se hace una actividad para que las personas que no tengan recursos puedan estar en esas actividades. También para que puedan visitar sitios de esparcimiento como cines, parques, el teatro, etc.
Además, se tiene la capacitación y esta va en dos sentidos: capacitar a un voluntario para seguir dando una mejor atención y el de la capacitación de los beneficiarios. Es decir, que los mismos beneficiarios y las personas que apoyan tengan herramientas personales y emocionales que les permitan salir adelante, incluso en herramientas de educación para que ellos aprendan un oficio o alguna actividad manual para que trabajen y produzcan.
En la Espiritualidad todo está basado en evangelizar, no de imposición, sino desde una experiencia de amor para que las personas se pregunten: ¿Quiénes son? ¿Por qué hacen esto? ¿De dónde vienen? ¿A dónde van? Y desde ahí hay personas que se han casado, bautizado, que están en el catecismo, etc.
¿Qué espiritualidad inspira este trabajo?
▶ La espiritualidad de la Madre Teresa de Calcuta: amor, bondad y alegría. Está inspirado en la misión de ir a los lugares donde nadie quiere ir. Servir, donde nadie quiere servir. Amar a todo el mundo.
Y esto nos lleva a ver algo más allá, no solo es “vamos a servir a los abandonados, a los pobres, a los rescatados”, sino reconocer también la pobreza interior que cada voluntario tiene. Y se hace mucho énfasis en que todas las actividades deben estar cimentadas en la espiritualidad.
Para esto se debe hacer mucha oración. Es esta la razón de que el logotipo tiene un corazón, que es la herramienta de trabajo del voluntario. Es un corazón hecho por un rosario, porque siempre se debe estar orando, ya que de esta forma se adquiere la fortaleza en el amor para poder donarlos a los demás.
¿Cuál es tu sentir al hacer estas actividades?
▶ No se hace algo porque se sienta bonito, es algo más profundo, es la razón de ser, es el propósito de encontrar y es lo que más feliz me hace en la vida. No nos pagan e implica tiempo, esfuerzo, entrega, pero finalmente es algo que sale de los corazones.
No veo mi vida de otra manera sino haciendo esto, porque es lo que más se da. Me gusta disfrutar donde no me sienta cansada, donde más me importe hacerlo, y hacerlo bien de forma profesional. Es mi razón de ser y es algo que yo ofrezco a Dios y lo hago porque Él me ha amado y yo quiero que esas personas también sientan ese amor que yo he sentido y tiene que ser algo con calidad.
¿Estás contenta con los resultados?
▶ Sí. El periodo de siembra, pero también el de la cosecha, es muy lento, pero siempre vale la pena. Realmente nosotros no vamos al asistencialismo. Sí se entregan despensas y se da el apoyo del comedor, pero realmente lo que se busca es la promoción de cada persona, tanto del voluntario como de la persona a quien se ayuda.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 6 de noviembre de 2022 No. 1426