Este inventario inédito y plasmado, que “no es un documento del Magisterio de la Iglesia, ni el informe de una encuesta sociológica”, propone un recorrido mental por las diferentes realidades de la Iglesia en el mundo. Revela tanto los problemas singulares como las oportunidades
Un año después de la puesta en marcha del Sínodo sobre el futuro de la Iglesia, la Secretaría General del Sínodo ha publicado hoy el documento de trabajo para la etapa continental. Este texto de 46 páginas, elaborado a partir de los 112 resúmenes de las 114 Conferencias Episcopales, pretende servir de marco a la fase continental de este proceso inédito, que debe hacer a la Iglesia más misionera, participativa y acogedora, menos centralizada y clerical.
En un texto ingeniosamente construido que integra citas de las distintas síntesis nacionales, los ponentes ofrecen un panorama de los males y las esperanzas de la Iglesia actual. El lugar de las mujeres y los jóvenes en la Iglesia, el sufrimiento de los sacerdotes, los debates sobre la liturgia o las situaciones delicadas en la vida de las Iglesias locales -divorciados vueltos a casar, poligamia, LGBT, abusos, etc.- el documento no rehúye estas cuestiones. -El documento no elude las dificultades. Incluso asume una cierta crítica al proceso sinodal -que, por ejemplo, no ha conseguido movilizar a los jóvenes- e informa de los temores, los lamentos y la oposición que suscita.
I.MEDIA propone descifrar los principales puntos de este documento.
Un “espacio más acogedor” para los heridos
Con cautela y matices, el texto vuelve a las difíciles situaciones que viven quienes “sienten una tensión entre la pertenencia a la Iglesia y la experiencia de sus propias relaciones afectivas, como son: los divorciados vueltos a casar, las familias monoparentales, las personas que viven en matrimonios polígamos, las personas LGBTQ, etc.”.
“La gente pide que la Iglesia sea un refugio para los heridos y caídos, no una institución para los perfectos”, menciona en particular el informe de Estados Unidos.
Estos temas también se expresan en países como Malasia, Lesotho y Sudáfrica, donde los interrogantes sobre la transformación de la familia, especialmente sobre la cuestión de la homosexualidad, se han expresado “en todas las diócesis, tanto rurales como urbanas”.
Refiriéndose al “dolor de no poder acceder a los sacramentos que sienten los divorciados vueltos a casar y los que tienen matrimonios polígamos”, el texto reconoce que “no hay unanimidad sobre cómo tratar estas situaciones”. Estas preocupaciones exigen, por tanto, “una necesidad de discernimiento por parte de la Iglesia universal”.
Repensar la participación de las mujeres
El papel y la participación de las mujeres en la Iglesia es “un punto crucial sobre el que hay una creciente conciencia en todas las partes del mundo”, insiste el documento, que informa de que “desde todos los continentes llega una llamada” para que las mujeres católicas sean “valoradas”. Desde Tierra Santa, Corea y Nueva Zelanda, las voces destacan la falta de consideración hacia las mujeres en la Iglesia “donde casi todos los que toman decisiones son hombres”.
Aunque casi todas las contribuciones plantean la cuestión de la participación plena e igualitaria de las mujeres, no hay acuerdo sobre una “respuesta única” a este problema.
La difícil articulación de los ministerios laicos y ordenados
Este es uno de los grandes retos lanzados por el Papa Francisco para este sínodo: redescubrir el sacerdocio de los bautizados para que todos los católicos, laicos, clérigos y religiosos, puedan participar efectivamente en la vida de la Iglesia. “La experiencia realizada […] ha permitido redescubrir la corresponsabilidad que se deriva de la dignidad bautismal y ha dado la posibilidad de superar una visión de la Iglesia construida en torno al ministerio ordenado para avanzar hacia una Iglesia “toda ministerial””, como señala la Conferencia Episcopal Italiana.
Sigue habiendo una dificultad para definir el perímetro del ejercicio del ministerio laico en la Iglesia.
Llamamiento a una liturgia más activa e inclusiva
El documento reconoce que la cuestión litúrgica puede ser una fuente de “cuestiones conflictivas” en algunos países, especialmente en lo que respecta a los ritos preconciliares. “Desgraciadamente, la celebración de la Eucaristía también se vive como algo que divide a la Iglesia”, señala la Conferencia Episcopal de Estados Unidos.
El documento asegura además que muchas síntesis han expresado el deseo de “un estilo sinodal de celebración litúrgica” que permita una participación más activa de todos los fieles.
En algunas síntesis se criticó “el protagonismo litúrgico del sacerdote y la pasividad de los participantes” o “la separación entre la vida litúrgica de la asamblea y la red familiar de la comunidad”. La calidad de las homilías fue señalada “casi unánimemente como un problema”.
Sacerdotes, una voz sufrida y discreta
“Una de las voces menos evidentes en las síntesis es precisamente la de los sacerdotes y obispos que hablan por sí mismos”, analiza el documento. Muchos países denuncian “los temores y la resistencia del clero” en el proceso sinodal
Sin embargo, el tono de las síntesis “no es anticlerical, contra los sacerdotes o el sacerdocio ministerial”. Muchos expresan “un profundo aprecio y afecto por los sacerdotes”. Pero invitan a “librar a la Iglesia del clericalismo”.
Los católicos quieren “sacerdotes mejor formados, mejor acompañados y menos aislados”. También se refieren a los que han dejado el ministerio para casarse, abogando por “una Iglesia más acogedora” y “la protección de las esposas y posibles hijos de los sacerdotes”.
Fuente: I. Media
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 6 de noviembre de 2022 No. 1426