Por Mary Velázquez Dorantes

Para muchos es una época de fiesta, para otros es un tiempo de intercambios de regalos, para algunos más significa un momento en familia, sin embargo, el adviento puede ser todo esto y más, porque se trata de un tiempo para prepararnos para Navidad, con fe, confianza y anhelo. El adviento también nos recuerda la segunda venida de Jesús, como promesa divina; es una especie de pequeña cuaresma que vivimos los cristianos para prepararnos espiritualmente en el regalo que Dios le ha dado la humanidad: su Hijo.

Los cuatro domingos de adviento son solemnes, y el canto del Gloria se omite en las celebraciones litúrgicas; el símbolo que representa al adviento es la corona, con cuatro luces que significan la luz de la espera ante la promesa de Dios de enviar al Salvador del mundo.

La Iglesia Católica celebra el adviento como un tiempo de recogimiento, un momento donde el corazón es llamado al perdón y la reconciliación con el hermano, pero también es un tiempo donde nuestra fe se fortalece, se llena de esperanza y solidaridad, es por ello que te dejamos algunos consejos para aprender a vivir el adviento con fe y entusiasmo espiritual:

  1. Ofrece un ayuno de redes sociales: el mundo material y ahora visual nos distrae en los colores y estímulos de la realidad terrenal, algunas personas incluso sufren o experimentan emociones negativas por el consumo de redes sociales, el egoísmo y la envida por lo que los mundos virtuales expresan aumenta. ¿Qué tal si un día a la semana nos desconectamos de las redes sociales?, ¿Por qué no intentamos una hora diaria para no caer en la navegación de una red a otra red? Quizás nuestro espíritu tenga más necesidad de Dios que de aquello que sucede en la vida social de nuestras pantallas.
  2. Conversa con Dios cinco minutos: ¿Cómo se encuentra tu comunicación con el Señor?, ¿Cuántas veces de los días transcurridos en el año te has detenido a hablar con Dios? El adviento es el mejor momento para hacer un alto y comenzar a dialogar con nuestro Creador, podemos contarle nuestro día, hablar de nuestras preocupaciones, expresarle nuestros anhelos, o simplemente contarle que estamos pensando. Incluir a Dios en nuestro día traerá cambios profundos en nuestras vidas, ¡haz la prueba sin miedo! Sólo cinco minutos al día.
  3. Cocina para tú familia: es tiempo de armonía familiar, buscar a los nuestros, invitarlos a tomar un café en casa o preparar un platillo y estar en la mesa juntos, charlando de los sucesos de la vida, escuchando al otros, saboreando de los padres y hermanos, no se requiere de una inversión costosa o elegante, tampoco de una fecha especial, elige un día a la semana en la que todos puedan estar juntos, y comparte algo preparado por ti y para ellos.
  4. Realiza una obra de caridad: Elige a un vecino, una familia de tu comunidad o barrio, y ayúdale con algunas tareas, dona alguna prenda de ropa, visita a un enfermo, lleva el mensaje de Dios a una persona en soledad; la caridad es el mejor regalo para que nuestros corazones se vuelvan humanos.
  5. Ofrece un Dios te Salve: Recuerda y ten presente a María en este adviento, ella ha sido la elegida para traernos la alegría del hijo de Dios; puedes elegir un momento al día en el que realices esta plegaria, para que la Madre del hijo de Dios nos inspire de su humildad y obediencia ante las promesas de Dios.

Recuerda que lo más importante de este tiempo es Dios, y que Él está esperando le invitemos a nuestra vida, que nuestro corazón sea el pesebre donde nazca el Salvador.

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