Por P. Fernando Pascual

Hay ocasiones en las que pensamos: ¿qué habría sido de mi vida si hubiera ocurrido esto y no lo otro?

La pregunta se fija en encrucijadas concretas: ¿qué habría pasado si en vez de tomar ese tren hubiera tomado otro y así no me hubiese encontrado con tal persona?

¿Qué habría ocurrido si hubiera escogido una carrera diferente de la que elegí en aquel verano tan importante de mi vida?

¿Qué habría sido de mi historia si hubiera aceptado ese trabajo en otra ciudad en vez de continuar con el que tenía aquel año?

Esas preguntas se fijan en las decisiones personales, pero nos damos cuenta de que también hay hechos que no dependían de nosotros.

Así, todo hubiera sido muy distinto sin aquel atentado terrorista, sin aquella innovación tecnológica, sin aquellas decisiones apresuradas de un gobierno poco capacitado al tener que enfrentarse con una crisis bancaria.

Cada una de esas preguntas, en el fondo, imagina que todo podría haber sido distinto. Luego, desde una visión optimista o pesimista, empieza a fantasear con las trayectorias alternativas que habríamos seguido con decisiones diferentes.

Tener momentos para este tipo de preguntas puede tener cierta utilidad, pero no debe apartarnos de una serena y madura aceptación de la biografía concreta que cada uno hemos seguido.

Porque no podemos retroceder al pasado y tomar un tren distinto del que tomamos, o escoger otra carrera, o haber aceptado un trabajo que en su momento rechazamos.

A pesar de que el pasado es inmodificable, nos damos cuenta de que ahora tenemos en nuestras manos un presente concreto, normalmente bastante “canalizado”, pero sin que falten nuevas encrucijadas que pueden llevarnos a cambios decisivos.

Quizá lo mejor que podamos hacer, al imaginar lo que habría sido nuestro pasado, es asumir los hechos ya inmodificables, aprender de los mismos como ayuda cuando hemos de tomar nuevas decisiones, y buscar siempre aquello que nos permita avanzar hacia lo único que vale la pena: amar a Dios y amar a los hermanos.

 

Imagen de Loc Nguyen en Pixabay


 

Por favor, síguenos y comparte: