Por Sergio Ibarra
Los inicios de años reparan el calendario, en el sentido que lo reinician, abren la posibilidad de repensar o refrescar nuestras acciones. Se trata de una nueva página de nuestras vidas. Vale la pena no dejarlo en el brindis de año nuevo y echar una mirada cuidadosa hacia las conquistas ansiadas.
Los tiempos actuales serán recordados en el futuro, la cuestión es ¿cómo? Es complejo anticiparlo. Los legados que queden serán obra de quienes nos han tocado vivir una pandemia inédita, inimaginable e inconmensurable por su incierta naturaleza y por las consecuencias que ocasionó, en primer lugar, por los miles de vidas humanas truncadas por su causa.
La siguiente consecuencia es una post pandemia caracterizada por los nuevos hábitos diarios en el uso de medios de conectividad, en particular, los smartphones. De por sí ya era intensivo, hoy ha invadido nuestros hogares, comercios, centros de trabajo, entretenimiento y espacios públicos; además, ha surgido la economía digital nacional. La pandemia aceleró en nuestro país al menos entre ocho y diez años lo que presumiblemente hubieran crecido las compras digitales sin ella. En 2023 es una nueva costumbre comprar por internet para los de arriba, los de abajo y los de en medio.
Por si fuese poco, en plena pandemia se inicia una guerra que no ha terminado. Si bien Ucrania geográficamente está lejos, hoy la humanidad está más comunicada que nunca y tanto la seguridad como las economías son interdependientes. No es una casualidad la reciente reunión de los presidentes de las tres naciones que integran América del Norte en nuestra Patria.
Adicionalmente, el 2023 nos recibe con una situación inflacionaria y del costo financiero o tasas de interés, que no se había presentado en los últimos 20 años, al llegar a más de dos dígitos.
Razones suficientes para pensar en el porvenir, darle una revisada más a fondo, a sabiendas que es el portador de nuestras metas familiares, intelectuales, espirituales, profesionales o económicas. El destino nos depara lo que cultivemos y las buenaventuras no vienen solas: hay que lanzarse tras ellas.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 22 de enero de 2023 No. 1437