EDITORIAL

Dos semanarios católicos belgas publicaron, recientemente, una entrevista con el Papa Francisco. En ella, como en cada una de las entrevistas que ha concedido, el Papa hizo declaraciones duras, sorprendentes, cargadas de una actualidad que a muchos “tradicionalistas” raspa y provoca sarpullido. Por ejemplo, ésta: “Una Iglesia que no celebra la Eucaristía no es Iglesia. Pero una Iglesia que se esconde en la sacristía tampoco es Iglesia”.

O esta otra: “Atención, el compromiso social de la Iglesia es una reacción, una consecuencia del culto. Por tanto, no debemos confundir ese compromiso con la caridad que también puede hacer un incrédulo. Para la Iglesia, la acción social brota de su ser, porque reconoce en él a Jesús”.

Y para aquellos que lo tildan de “comunista”, les responde con un señalamiento rotundo: “La economía debe ser una economía social. Cuando hablaba de ‘economía de mercado’, Juan Pablo II añadió lo ‘social’: economía social de mercado.

Finalmente, a los periodistas (y a los internautas) nos previene de los cuatro pecados del mal periodismo: desinformar, calumniar, injuriar y publicar basura que fascine o escandalice. Y propone tres buenas cualidades periodísticas (y humanas): “escuchar, traducir y transmitir”.

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 12 de marzo de 2023 No. 1444

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