Por Ary Waldir Ramos Díaz
El papa Francisco citó a Cervantes para manifestar entonces su solidaridad con los músicos afectados por el cierre de teatros y salas de concierto a causa de la covid-19. Asimismo, aseguró que la música enriquece a las comunidades eclesiales y a quienes trabajan en el campo de la música, «un ámbito muy importante para la liturgia y la evangelización».
El pontífice envió un videomensaje a los participantes en la IV Conferencia Internacional de Música promovida por el Consejo Pontificio de la Cultura en colaboración con el Pontificio Instituto de Música Sacra y el Pontificio Instituto Litúrgico del Ateneo Sant’Anselmo, que este año tiene lugar en línea los días 4 y 5 de febrero de 2021 sobre el tema «Iglesia y música: textos y contextos”.
La música al servicio de la comunidad
El Papa destacó que desde el comienzo de la pandemia de Covid, la actividad en el campo de la música se ha reducido «considerablemente». «Espero que este aspecto de la vida social también pueda renacer, que volvamos a cantar y tocar y a disfrutar de la música y el canto juntos».
«Mis pensamientos están con todos los afectados: con los músicos, que han visto su vida y su profesión trastocadas por las exigencias del distanciamiento (social); con los que han perdido su trabajo y su contacto social; con los que han tenido que hacer frente, en contextos difíciles, a la necesaria formación, educación y vida comunitaria».
El Obispo de Roma sostuvo que son importantes los esfuerzos para seguir ofreciendo un servicio musical dotado de nueva creatividad. «Se trata de un compromiso válido no sólo para la Iglesia», sino también para «quienes trabajan en las salas de conciertos y otros lugares donde la música está al servicio de la comunidad».
La Biblia y la música
El Papa afirmó que la Biblia ha inspirado «innumerables expresiones musicales»: «el canto gregoriano, a Palestrina, a Bach…; ha inspirado una gran variedad de composiciones en los cinco continentes». “Muchas comunidades eclesiales – agrega- , en las últimas décadas, han sabido interpretar estos textos sagrados, potenciando el patrimonio antiguo”.
De hecho, afirmó, «el patrimonio musical de la Iglesia es muy variado y puede servir de apoyo no sólo a la liturgia, sino también a la interpretación en concierto, en las escuelas y en la catequesis, e incluso en el teatro».
El profeta Isaías y la música
Asimismo, el Papa indicó al profeta Isaías como ejemplo para los músicos en estos tiempos de pandemia. «Durante mucho tiempo he guardado silencio, he estado reprimido» (42:14).
«Un buen músico conoce el valor del silencio, el valor de la pausa. La alternancia entre el sonido y el silencio es fructífera y permite la escucha, que desempeña un papel fundamental en todo diálogo. Queridos músicos, el reto común es escucharse unos a otros».
«En la liturgia- continuó- se nos invita a escuchar la Palabra de Dios». Así, dijo, «la Palabra es la fuente de sentido, ilumina y guía el camino de la comunidad. Sabemos lo necesario que es narrar la historia de la salvación en modismos y lenguajes que puedan ser bien comprendidos. También la música puede ayudar a que los textos bíblicos «hablen» en contextos culturales nuevos y diferentes».
La música y los pueblos indígenas
En su mensaje, recordó las más diversas formas de música, las cuales «expresan la variedad de culturas y comunidades locales, cada una con su propio ethos».
«Pienso especialmente en las civilizaciones indígenas, en las que el enfoque de la música se integra con los demás elementos rituales de la danza y la celebración. En este contexto, pueden surgir narrativas atractivas al servicio de la evangelización.
De hecho, la experiencia integral del arte musical incluye también la dimensión de la corporeidad. En la tradición popular encontramos a menudo un paralelismo: «Estar bien es cantar bien y cantar bien es estar bien”.
El silencio y la armonía de Dios
Por último, Francisco concluyó poniendo varias cuestiones en el contexto de la pandemia: «¿el silencio que vivimos está vacío o estamos en proceso de escucha? ¿Está vacío o estamos escuchando?¿Permitiremos, después, la aparición de una nueva canción?».
«Que el texto y el contexto, ya ahora presentes en una nueva forma, nos estimulen a reanudar nuestro camino juntos, porque «la unidad de los corazones se hace más profunda por la unidad de las voces» (Istruz. Musicam sacram, 5).
Que las voces, los instrumentos musicales y las composiciones sigan expresando, en el contexto actual, la armonía de la voz de Dios, que conduce a la «sinfonía», es decir, a la fraternidad universal”.
Publicado en Aleteia el 4/02/21
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 14 de mayo de 2023 No. 1453