Por P. Fernando Pascual
San Roberto Belarmino (1542-1621), jesuita y cardenal, desarrolló durante muchos años una hermosa tarea de asistencia a los enfermos y necesitados, con un detalle y delicadeza que sorprendía a quienes lo conocieron.
Recogemos aquí una anécdota entre las cientos que se podrían mencionar. En una época en que el cardenal Belarmino se relacionaba con importantes astrónomos en la ciudad de Roma, ocurrió que se había estropeado el reloj de sol del edificio donde vivía.
El daño era pequeño: la aguja de ese reloj se había separado de su posición, y así ya no marcaba las horas. Era necesario arreglarla. Para ello, Belarmino preguntó a diversas personas cómo proceder para que el reloj volviera a ser útil.
Le informaron que el costo sería de unos dos julios, lo cual era una cantidad importante en aquel tiempo. El julio era una moneda de plata que se usaba en los Estados pontificios.
San Roberto quedó entristecido al oír el precio. Tras reflexionar un poco, dijo: “No tengo corazón para comprar esta comodidad mía en perjuicio de los pobres. Para ellos no tener dos julios significa no tener con qué vivir durante dos días”.
La decisión era clara: el reloj quedó como estaba, estropeado. Al mismo tiempo, los pobres recibieron los dos julios que el santo ahorró con ese sacrificio.
La anécdota, en su sencillez, nos recuerda cómo podemos hacer pequeñas renuncias en asuntos no esenciales, para invertir medios, dinero y tiempo en la ayuda a quienes necesitan comida, vestidos, medicinas.
Es cierto que un reloj de sol tiene su belleza, incluso su utilidad, sobre todo en otras épocas. Pero también es cierto que el dinero no es flexible: lo que usamos para un aparato electrónico o un tapiz no puede ser usado para comprar medicinas o para dar de comer a un hambriento.
Como san Roberto, también hoy podemos tomar decisiones sobre dinero y sobre actividades concretas (como ir al cine o tomar unos helados) desde una pregunta importante y exigente:
¿Puedo dejar esto a un lado para dedicar algo de mis bienes y de mí mismo a ayudar a algún necesitado?
Imagen de Paul Henri Degrande en Pixabay