Por P. Prisciliano Hernández Chávez CORC

En este eclipse de época que nos toca vivir, las medias verdades, los otros datos, las ideologías rampantes, los sofismas descalificadores, verdaderos obstáculos del pensar junto las ‘fake news’ o noticias falsas, la primacía de las emociones sobre lo lógico y racional, amenazan a una humanidad desorientada a vivir esclavizada en el error, en la mentira y en la confusión.

Cultura “liberada”

A esta problemática real le sumamos el haber rebasado los límites del espacio, del tiempo y de las culturas por el exceso de información; se ha llegado a una “hiperculturalización”, como lo señala Byung-Chul Han: se “dejan atrás los límites, las barreras y se abre paso hacia una hipercultura”.

Los contenidos culturales heterogéneos se amontonan; los espacios culturales se superponen y atraviesan. Se da la yuxtaposición de lo diferente. Cultura liberada de la “sangre y del suelo”. Hipercultura sin centro, sin Dios y sin lugar. Esto dará pie a fundamentalismos futuros, a mitos y a los fantasmas ancestrales (Hiperculturalidad, pág 21-23). Por otra parte, el Gobierno de Suecia, pionero y avanzado en el proceso de la educación digitalizada, pretende sobre la digitalización misma en la educación, limitarla y fomentar el uso de libros de texto, como lo señaló su ministra de Educación, quien alertó de “ver una generación de analfabetos funcionales en Suecia”, y por eso el nuevo enfoque orientado a desarrollar habilidades básicas como leer, escribir y contar.

Caminar en comunión plena

Estos planteamientos nos llevan a valorar la trayectoria de veintiocho años del caminar de El Observador; nos invitan a promover su lectura en el deseo promisorio y valiente de apostar por el discernimiento de los grupos cristiano católicos y de las personas de buena voluntad en nuestro hoy.

Considero la importancia de El Observador, el cual, desde su primer número hasta ahora, lo colecciono, porque verdaderamente ha sido y seguirá siendo una luz en la oscuridad contemporánea.

La clave de fondo son las mismas palabras del Señor ‘’Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no caminará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida” (Jn 8, 12); y él mismo se identifica con ‘el Camino, la Verdad y la Vida’ (Jn 14, 6), el cual hemos de seguir, hemos de proclamar y hemos de vivir.

Su caminar ha sido en comunión plena con el magisterio de los Papas, del obispo, y en apertura a pensadores y escritores que navegan en la misma Barca de Pedro. Su alma ha sido la “sinodalidad” de fe y de comunión con los hermanos.

Puede ser que sea necesario luchar contra la indolencia; pero es pertinente entusiasmar por acoger este medio de libertad y de luz, según nos dice el Señor en otro pasaje, “la verdad los hará libres” ( Jn 8,32).

No a los analfabetos funcionales

La palabra escrita de El Observador puede ser palabra del acontecer divino entre nosotros; como podría ser un medio de gracia. Ser de la verdad designa esa pertenencia a Dios (cf Jn 8, 47). Los que queremos ser de Dios, oímos su Palabra y nos ponemos en el área de su influencia que nos lleva a aceptar el mensaje de la verdad, de la existencia y de las exigencias cristianas. Qué gloria ser cooperadores de la Verdad (cf 3Jn 8). Existir en la Verdad es la Vida misma, temporal y eterna.

Confiamos en el Señor quien “…creó las Pléyades y Orión, convierte la sombra en aurora; formó las montañas, creó el viento, descubre al hombre su pensamiento, hace la aurora y la oscuridad, camina sobre el dorso de la tierra’ (Am 5,8; 4,13). Es ‘el Señor el que ilumina la noche y hace que después de las tinieblas amanezca nuevamente la luz’ (Liturgia de las Horas, Vísperas).

No debemos permitir que abunden los analfabetos funcionales en nuestras parroquias y templos. Hemos de evangelizar en el contexto actual con esas dificultades reales de la hiperculturalidad, de las “fake news” sobre el Papa, la Iglesia, la realidad y los sofismas en los cuales nos vemos anegados.

El Observador lo podemos asumir como un órgano de Evangelización, deber primordial de la Iglesia. Puede continuar siendo ‘luz en la oscuridad’, en nuestro diario acontecer.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 16 de julio de 2023 No. 1462

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