En una entrevista concedida a los medios de comunicación vaticanos, el Patriarca Latino de Jerusalén expresa su dolor por todas las víctimas del conflicto que ensangrienta Tierra Santa: «Hamás ha cometido atrocidades que no tienen justificación, pero matar de hambre a dos millones de personas no servirá de nada». Llamamiento para la apertura inmediata de corredores humanitarios.
Por Federico Piana – Vatican News
Su corazón sangra. Desgarrado por el dolor por los miles de víctimas que cada día son más. Pero también un corazón dividido, «porque en mi comunidad hay palestinos e israelíes. Y mantenerlo todo unido, en este momento, es realmente muy complicado». El cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca latino de Jerusalén, en una entrevista concedida a los medios de comunicación vaticanos, habla de su creciente preocupación por encontrar cada vez más difícil interceder por ambas partes aunque, dice, «hay que intentarlo, no se puede renunciar». Ciertamente, no se puede dejar de lado el esfuerzo por la paz».
Gaza, inmensa tragedia
En los ojos y en la mente del Patriarca está la tragedia de Gaza, imágenes que tal vez nunca pueda borrar. Conmueve el alma oírle enumerar los muertos que «superan los 5,000, entre ellos muchas mujeres y niños. Y luego los barrios arrasados por los bombardeos donde no queda nada, ni agua, ni comida, ni electricidad. Una situación que no puedo comprender, lo escribí también en una carta dirigida a los fieles de mi diócesis». Los bombardeos nunca conducirán a ninguna solución, afirma sin rodeos.
Abrir corredores humanitarios
El cierre total de la Franja de Gaza, en la que dos millones de personas están atrapadas sin productos de primera necesidad, lleva a Pizzaballa a pedir con fuerza «la apertura de corredores humanitarios que permitan atender a los heridos y acceder a los camiones de ayuda humanitaria». Al fin y al cabo, esos dos millones de personas no son todos seguidores de Hamás». El cardenal reitera: «Condenamos lo que hizo Hamás en el sur de Israel, son atrocidades que no tienen justificación. Pero la respuesta no puede ser matar de hambre a dos millones de personas».
Temor por los cristianos
El corazón de Pizzaballa también palpita por la suerte de los cristianos de Gaza, que se han refugiado en dos parroquias distintas, la latina de la Sagrada Familia y la greco-ortodoxa de San Porfirio, esta última objeto de algunos bombardeos. «Los contactos con ellos», dice, «son diarios. A través de organizaciones humanitarias intentamos hacerles llegar los suministros necesarios. También hemos enviado a las autoridades la ubicación exacta de nuestras comunidades para evitar nuevas tragedias. Más, por ahora, no podemos hacer».
Rehenes, silencio necesario
El cardenal está convencido de que el asunto de los rehenes israelíes en manos de Hamás es un punto central en toda la guerra, porque en ello también se juega Gaza su futuro próximo. «Muchos canales, muchas entidades -revela- están trabajando para intentar una mediación. Pero que trabajen: cuanto menos se hable de ello, más fácil será llegar a una conclusión».
Cercano pero distinto
De cara al futuro, el Patriarca sostiene con firmeza que «hay que buscar la paz a toda costa. Sin embargo, la paz no debe confundirse con la victoria». Para lograr la estabilidad, explica el cardenal, ambas partes tendrán que perder algo. Es poco probable que israelíes y palestinos puedan vivir juntos, pero tendrán que hacerlo codo con codo, aunque por separado. Y debemos crear las condiciones para que esto ocurra lo antes posible».
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