ALIVIO DE CAMINANTES

Por P. Justo López Melús

Dos ancianos esposos todavía se querían después de 60 años de vida conyugal. Un amigo les preguntó: –¿Cómo es posible que vivan ustedes dos tan unidos y que se quieran tanto? ¿Y cómo han logrado educar tan bien a sus hijos en tiempos tan difíciles?

La mujer contestó, señalando un antiguo Cristo:

–Pregúntaselo a Él. Ha habido momentos difíciles, pero desde el día de nuestra boda, el lugar de honor siempre lo ha ocupado el Señor.

Habían aprendido que los novios, los esposos, no sólo han de mirarse el uno al otro, sino mirar los dos juntos en una misma dirección, hacia el ideal, hacia Dios. Además, cuando el tú –al dirigirse un cónyuge al otro—no acaba en Dios, el amor termina mal. En cambio, cuando el tú acaba en Dios, hay más posibilidades de que el amor termine bien.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 29 de octubre de 2023 No. 1477

Por favor, síguenos y comparte: