En breves palabras, estos pequeños embajadores de paz comparten su perspectiva sobre la Paz para El Observador. En la simplicidad de sus expresiones, reflejan el anhelo profundo de un mundo donde la vida humana y el medio ambiente no estén amenazados.

Con la inocencia de su corazón, desean un mañana libre de violencia y respetuoso con la naturaleza. Al final, nos unimos a ellos en una plegaria por la Paz, reconociendo que solo la maternal intercesión de la Virgen de Guadalupe puede convertir nuestra nación en su casita sagrada de paz y amor, tanto para nosotros como para las generaciones venideras. En este llamado conjunto, buscamos esa fuerza divina que transforma el mal en bien, confiando en que aún hoy, podemos ser artesanos de un mañana más luminoso.

Agradecimiento especial a: Colegio Naciones Unidas de las Hermanas Marianas.

 


 

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