Por P. Prisciliano Hernández Chávez, CORC.

Dios es Amor. En la Trinidad de las personas divinas del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo se da ese eterno y constante autodonarse mutuo y recíproco, círculo de amor interminable; como infinito es Dios, infinito es su Amor en sí, abierto siempre a compartir su ser-Amor, diríamos, en espiral, ‘in crescendo’ con las personas humanas.

Dios Hijo por voluntad benevolente del Padre ha descendido para asumir nuestra condición humana. El Dios eterno, entra al tiempo; el Dios inconmensurable se limita a un espacio y aun tiempo. Nace de la Santísima Virgen María en un pesebre de Belén al llegar la plenitud de los tiempos. Así sale a nuestro encuentro como un Bebé indefenso para conquistarnos dentro de la historia al Amor eterno de Dios a través de su ternura a la comunión y comunidad del Amor divino.

Por eso Navidad es una noche diferente, porque ha brillado la Luz sobre nosotros (cf. Is 9, 1); Luz que es gracia (cf. Tit 2, 11); Luz que es la Gloria de Dios que envolvió a los pastores (cf. Lc 2, 9) y nos arroba. Luz que es la Verdad, Luz que es el Amor. Luz de Belén que ilumina nuestras noches del espíritu y de la vida; Luz de la bondad de Jesús Niño que se opone a todo tipo de violencia.

Volver al pesebre de Belén, en esta noche, es abrir el interior para que el Niño Jesús, encienda en nuestro corazón la llama del Amor, de la Paz y de la Alegría, intercambiables.

Esta Noche es diferente porque el Sol se marchó, dejando su lugar a las estrellas, al Mesías mismo, la Estrella de David.

Solo los que huelen a campo y a oveja, podrán escuchar el susurro del viento y la voz del Ángel que invita al encuentro con Emmanuel, -Dios con nosotros, cuya Madre lo tiene arropado en pañales y besos.

Esta noche es diferente porque los Ángeles, en polifonía celestial, cantan la Gloria de Dios a todos los que se abren al Amor de Dios ante su summa humildad y su amor infinito

Esta noche es diferente porque dividió la Historia y cambió los días: antes de Cristo y después de Cristo.

Esta noche se irá y vendrán otras noches; pero Navidad es noche diferente, porque es noche paradigma y puede cambiar nuestra interior, si nuestro corazón está abierto para ser pesebre, cobijo y Belén, siempre.

Johann Sheffler (1624-1677), poeta y teólogo, después de su conversión a la fe católica de la fe luterana (1653,) tomó el nombre de Ángelus Silesius por el lugar de su nacimiento y se hizo fraile franciscano; con su estilo epigráfico sentencia: ‘Aunque Cristo nazca mil veces en Belén, mientras no nazca en tu corazón estarás perdido para el más allá: habrás nacido en vano’.

En Navidad, la noche es diferente, porque la gloria de Dios se ha abajado en el pesebre más pobre para levantar a los pobres humildes a lo más sublime.

En Navidad, la noche es diferente porque el Niño de Belén, aparece en el rostro de cada niño rechazado, maltratado y ultrajado.

El camino de Belén es el camino de la civilización de la familia, comunidad de los hermanos.

Esta noche es Navidad, noche de Paz y noche de Amor.

Que el Niño Jesús, la misma Bendición del Padre te bendiga y nos bendiga a todos.

¡Felices Pascuas de Navidad!

 

Imagen de Pexels en Pixabay


 

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