Por Mary Velázquez Dorantes
La tarea más importante del ciudadano, el próximo 2 de junio, es acudir a las urnas para emitir su voto, ¿por qué debemos hacerlo? ¿En algún lugar está estipulado que sea una obligación? ¿Qué sucede si omito mi derecho al voto? Quizás no exista una regla o ley que obligue a los mexicanos a salir a votar por los cargos en juego, tampoco existe un castigo estipulado en caso de no hacerlo, sin embargo, es un deber social, moral y cristiano a favor del bien común.
La sociedad civil está llamada a trabajar en conjunto para mejorar y garantizar las condiciones de la vida social en la que estamos inmersos. La Doctrina Social de la Iglesia nos enseña a ser constructores de una sociedad democrática, y uno de nuestros deberes es facilitar la justicia y participación en los procesos electorales, ¿cómo podemos comprender este deber? A continuación, una pequeña guía:
SOMOS PARTE DE UNA SOCIEDAD CIVIL
El ciudadano -mayor a los 18 años- está llamado a ser un actor activo para las mejoras de la sociedad civil, las decisiones políticas que toma son el vínculo de una sociedad justa, armónica y equilibrada. No sólo es una tarea de los actores políticos o de los medios de comunicación, es también un factor detonante para crear escenarios relevantes para un país. Votar y participar de los temas electorales es un deber orientado a un resultado y omitir este deber impide el desarrollo de una nación por lo tanto, es una responsabilidad social y política. El bien común se construye con ciudadanos comprometidos, informados y participativos de su proceso electoral. Una de las tareas primordiales antes de ejercer el derecho al voto, es tomar conciencia de las propuestas, los escenarios y contextos, así como evaluar los desafíos de la elección que vamos a tomar. Aunque este deber apela a la voluntad del ciudadano, es posible observar que es parten del orden jurídico, político y social.
ES UN COMPROMISO RELEVANTE
Quizás hemos escuchado de la necesidad de construir sociedades democráticas, o probablemente hayamos escuchado hablar de la urgente participación en la vida pública por parte de sus ciudadanos, pues ambas tareas son un compromiso de todo católico. Se trata de un deber civil que apela a la conciencia cristiana, que nos ayudará como conjunto social a legitimar los procesos electorales, a promover una política donde la acción económica, legislativa, administrativa y cultural se oriente a favor del bien común, el derecho al voto y el poder de ejercer la libertad política y la pluralidad social. Es un derecho-deber promovido por la búsqueda de la verdad, la justicia, la liberta y el respeto a todos.
ES UN ACTO DE COHERENCIA
El cristiano católico tiene que vivir entre la coherencia de la fe y los actos de la vida. El Concilio Vaticano II llama a la participación de la vida política, deberes temporales, mismos que son guiados por los principios evangélicos, cuidando que se respete la familia, la vida humana, el esfuerzo profesional, científico o técnica, los valores religiosos y los esfuerzos humanos. Por lo tanto, la participación en los procesos electorales determina una acción coherente para los cristianos. Cuando se nos hace un llamado a la formación de una sociedad más justa con la mirada puesta en el futuro, se deben tomar decisiones que edifiquen en comunidad, partiendo de los principios de paz, verdad y bien, como lo señala el Catecismo de la Iglesia Católica.
ES UN LLAMADO A LA COMUNIDAD POLÍTICA
La comunidad política de una nación está hecha por personas. Las decisiones y la participación de la misma afecta a todos, no es asunto de unos cuantos. Los asuntos del orden público exigen que cada decisión sea responsable. Los valores de las personas deben estar orientados a la existencia, desarrollo y cultivo personal y comunitario.
No solo es un asunto político o de bienes materiales, sino que es un medio que produce cambio social y justicia. En esta comunidad se reconoce la dignidad humana y la tutela de quien dirige los asuntos de una nación, por lo tanto, participar activamente en el voto ayudará a la construcción de una comunidad política con mayores intereses de un pueblo.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 14 de enero de 2024 No. 1488