Por Agencia Fides
“Jóvenes sin experiencia de vida y sin formación, como un trozo de carne a sacrificar, enviados al frente para ser asesinados”. Así expone Antonio Crameri, obispo del Vicariato Apostólico de Esmeraldas, en el noroeste de Ecuador, el drama de los jóvenes reclutados por las bandas criminales que están desestabilizando el país, hasta el punto de que el presidente Daniel Noboa se ha visto obligado a declarar el estado de emergencia para hacer frente a lo que ha definido un “conflicto armado interno”.
En una entrevista concedida a Missio Svizzera, órgano de las Obras Misionales Pontificias de Suiza, Mons. Crameri (que nació en Locarno y lleva en Ecuador desde 2002) afirma que en Esmeraldas “estamos en guerra, una guerra civil”, recordando que desde diciembre han sido asesinados siete narcotraficantes en la provincia. Violencia que a su vez provoca la contra-violencia de clanes mafiosos rivales: gasolineras incendiadas, atentados con bomba contra sedes policiales, vehículos quemados, saqueos, destrucción arbitraria y repetidos tiroteos. Muchas personas huyen debido a la violencia desenfrenada y a las amenazas personales. Tienen que abandonarlo todo si quieren salvar la vida. “No pasa una semana sin que reciba una llamada de una familia amenazada pidiéndome que les lleve a un lugar seguro”, afirma Mons. Crameri.
La Iglesia intenta ayudar a la gente y ofrecerles esperanza con intervenciones concretas, como el “Hospital de Campaña”, que mediante asistencia médica, psicológica y espiritual ofrece a las víctimas de la guerra civil una alternativa y un apoyo que no pueden obtener del Estado. Sin embargo, el centro depende de la ayuda económica y de los donativos del extranjero. Por este motivo, Mons. Crameri lanza un llamamiento: “por favor, ayudadnos y rezad por nosotros”.
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