Por José Ignacio Alemany Grau, obispo

Reflexión homilética 4 de febrero de 2024

Las lecturas de este día nos invitan a pensar en el tesoro que podemos acumular evangelizando a tiempo y a destiempo.

Job

Nos encontramos con los consejos del anciano Job para que todos los mortales nos hagamos responsables del tiempo que Dios nos regala.

Una de las características es la brevedad del tiempo en este mundo. Para nuestra meditación nos puede servir el entresacar algunas de estas comparaciones que nos aclaran la brevedad de esta vida:

+ La vida del hombre es como el servicio y los días como los de un jornalero.

+ Como el esclavo suspira por la sombra y el jornalero aguarda su salario.

+ Al acostarme pienso: ¿cuándo me levantaré? Se alarga la noche y me harto de dar vueltas hasta el alba.

+ Los días corren más que la lanzadera.

+ Mi vida es un soplo.

Será bueno meditar sobre qué hacemos con el tiempo, que a menudo nos parece largo, cuando en realidad nos está preparando el gran regalo de la eternidad que, si queremos, será muy feliz. A esta felicidad es a la que nos invita Dios.

Salmo 146

Nos invita a alabar al Señor que sana los corazones destrozados:

«Alabad al Señor que la música es buena. Nuestro Dios merece una alabanza armoniosa…

Él sana los corazones destrozados, venda las heridas».

Por otro lado, nos habla de la grandeza del Señor que «cuenta el número de las estrellas y a cada una la llama por su nombre».

Finalmente, nos recuerda la grandeza de nuestro Dios:

«Nuestro Señor es grande y poderoso, su sabiduría no tiene medida».

San Pablo

Solamente una persona embriagada de amor podrá evangelizar siempre, al estilo de San Pablo.

Pablo, hablando a los corintios, dice: «Para mí predicar no es motivo de orgullo. No tengo más remedio y: ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio!».

Nos advierte el apóstol que si él evangelizara por puro gusto eso sería su recompensa, pero «si lo hago a pesar mío es que me han encargado este oficio».

Y ahora el gran apóstol que evangelizó tantos pueblos pregunta:

«Y entonces, ¿cuál es la paga? Precisamente, dar a conocer el Evangelio anunciándolo de balde, sin usar el derecho que me da la predicación del Evangelio».

A continuación, nos explica cómo por evangelizar se ha hecho esclavo de todos para ganar los más posibles para el Evangelio.

Finalmente añade: «Hago todo esto por el Evangelio para participar yo también de sus bienes».

Verso aleluyático

Nos invita a agradecer a Jesús porque «tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades» para hacernos libres de toda atadura del maligno.

Evangelio

Nos presenta el día de un misionero, el gran misionero, Jesucristo:

Temprano va a la sinagoga para hacer oración y posiblemente enseñar. Después va a la casa de Pedro y al ver que su suegra está grave, le da la mano y la cura instantáneamente. Ella, con gratitud, se pone a servir a todos.

El día se completa con una multitud de curaciones y liberación de posesos.

El complemento lo presenta San Marcos diciendo «que se levantó de madrugada, se marchó al descampado y allí se puso a orar».

Al poco tiempo, «Simón y sus compañeros, al encontrarlo, le dijeron: “todo el mundo te busca”».

Pero Jesús respondió: «Vamos a otra parte, a las aldeas cercanas para predicar también allí»

Jesús inquieto no se deja «atrapar» por nadie, sino que quiere llegar con su predicación a los más posibles.

Es este un domingo importante para que aprendamos a tener un corazón inquieto que busca a los más posibles para llevarlos a Dios.

 

Imagen de Hugo González en Cathopic


 

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