Por Arturo Zárate Ruiz

A algunos pecados se les llama “capitales” porque son el origen de muchos más: la soberbia, la ira, la envidia, la pereza, la avaricia, la gula y la lujuria. De la ira, por ejemplo, vienen los asesinatos; de la pereza, el no confesarse; de la soberbia, aborrecer a Dios.

Hay creencias erróneas que también pueden considerarse “capitales” por conducir a muchos otros errores. He aquí algunas de ellas.

Una es considerar que sólo lo que ves es lo real. Pero hay muchas otras cosas que no se ven y no dejan de ser reales. No se reducen a lo sobrenatural, incluyen mucho más, por ejemplo, las relaciones y los actos. Éstos no tienen ni largo, ni ancho ni espesor, por tanto, no los puedes ver. Pero son, como ocurre con los actos de justicia y de amor, y las relaciones que constituyen una familia. Sabes de ellos porque los descubres con la inteligencia. Además, está lo posible. Sabes del nogal en la nuez, aunque no lo puedas ver. Ahora bien, si la realidad fuera lo que percibes con los sentidos, no habría verdad pues cada persona percibe las cosas distinto y las apariencias de las cosas cambian en cada instante. La realidad se funda en el ser de cada cosa y eso no se ve simplemente, sino se conoce con la razón.

Con eso del constante cambio de las apariencias, hay quienes dicen que la mente humana es la que imprime orden a la realidad. Que con matemáticas, que con primeros principios, en cualquier caso, la realidad estará en lo que piensas. Pero, como han notado muchos filósofos, lo que se piensa cambia no sólo con el tiempo, o con las condiciones materiales de las sociedades, también ocurre según cada persona y cada momento de su vida. Hoy algunos chiflados se piensan gallina y exigen que se les trate así. Llegará el momento en que te acusarán de discriminarlos si no los agregas al caldo.

Un error similar es considerar que los sentimientos definen el bien, y no que deba ser al revés. Entonces, si me agrada, debe ser bueno; si me desagrada, malo. De ser así, por ser, según dicen, más sabroso el fruto del vecino, róbalo y disfrútalo; y por ser asqueroso el cambiarle los pañales a tu bebé, no lo hagas. Hoy no es raro definir la realidad según las cambiantes emociones aun en el templo, que hay quienes sólo reconocen a Dios al comulgar si apuran un éxtasis, no si su corazón permanece “frío”.

Quienes insisten en que la realidad o el bien residen en lo que se piensa acaban negando que haya alguna verdad, por lo que proponen acuerdos, que he allí la intersubjetividad. Pero ésta sería imposible: habiendo negado antes que la realidad exterior se pueda identificar, ¿cómo identificar en ese exterior interlocutores con quienes ponernos de acuerdo? Sólo sí podemos identificar una realidad exterior, incluyendo a nuestros interlocutores, es que podemos ponernos de acuerdo sobre qué hacer con ella.

Todavía circula la rancia prédica positivista: la ciencia sustituye a la filosofía tras esta última haber sustituido a la religión, es más, que lo único válido para la razón es la ciencia, todo lo demás, superchería. No niego de ningún modo que la ciencia sea importante. ¿Pero sólo ella, si no puede la ciencia demostrar por sí mima su validez? Se requiere, al menos, de la reflexión filosófica para validarla. Cabe reconocer un error previo, más básico: el afirmar que sólo hay un método, un solo camino para conocer la verdad. De hecho, son muchos los válidos mientras nos conduzcan a la verdad. Es más, no es el método lo que valida una verdad, sino la adecuación de nuestras ideas con las cosas en sí.

En fin, hay quienes niegan características universales en las cosas, como la humanidad en cada hombre, por ser singulares las cosas que conocemos. Y hay quienes que por defender lo universal (que debe defenderse, por ejemplo, los derechos humanos) niegan las singularidades e intentan uniformizar todo, por ejemplo, que vistamos todos igual como los chinos en tiempos de Mao. Una postura niega lo genérico de la especie; la otra, la diferencia de cada caso. La una borra la unidad; la otra, la pluralidad.

 
Imagen de Gerd Altmann en Pixabay


 

Por favor, síguenos y comparte: