El Observador/Redacción
| En México, 87 de cada 100 hogares son familias. El promedio de integrantes por familia es de cuatro miembros, y existen 34.1 millones de hogares. Ante este escenario, la crianza se ha vuelto un tema complejo donde los padres de familia buscan respetar el derecho de sus hijos a través de métodos que no violenten la integridad del niño y adolescente. El buen trato y el cuidado emocional son las necesidades más urgentes en el modelo de familia mexicana. Es por lo que, en esta edición, te brindamos algunas herramientas de la crianza positiva. |
Equilibrio entre la razón y la sensibilidad
La crianza se ha convertido en un tema de grandes discusiones, donde se debate la autoridad, el apoyo moral, el trabajo emocional. No obstante, los formadores y expertos en familia apelan a que se construyan caminos de educación y formación familiar, de equilibrio, de autoridad como función de límites, pero sin violencia o contextos agresivos, y la sensibilidad como una práctica de escucha, cuidado y protección a los hijos.
Los padres de este momento de la historia tendrán que aprender a ser formadores y guías para que los hijos reconozcan su rol dentro del hogar y la sociedad. Un padre y una madre pueden construir un ambiente positivo si saben colocar límites, tareas y responsabilidades de acuerdo con la edad de cada hijo, pero también ser cariñosos y comprensivos con los problemas que van enfrentado durante su crecimiento.
Algunas tareas para equilibrar consisten en brindarles responsabilidades dentro del hogar, que los ayuden a ser colaborares y comprometidos, para que al final del día todos tengan un momento de convivencia, donde padres e hijos pasan tiempo juntos.
Medidas adecuadas para cada hijo
Cada miembro de la familia responde a un tipo de personalidad. Las normas y las reglas son importantes en una crianza, sin embargo, cada norma o regla tiene que ser adecuada a la edad, interés y personalidad de cada hijo. Establecer parámetros equilibrados, reconocer las acciones que cada uno ejecuta, alentar la buena conducta, son acciones de largo plazo que ayudarán en el desarrollo familiar. Después de una tarea ejecutada viene una recompensa, tales como abrazos y elogios. Cultivar la gratificación en una hora de juego, ver una película juntos, comer palomitas o caramelos ayudará a que la crianza sea dinámica y positiva.
Disciplina inteligente
Las nuevas familias mexicanas crían entre uno y tres hijos, esto conlleva a desarrollar una mirada disciplinada entre los miembros de la familia. El comportamiento de los hijos se ha vuelto un tema de interés para los padres, puesto que apelan a criar hijos responsables, cooperadores y autodisciplinados. La mejor forma de que este escenario suceda es a través de tareas creativas, de tiempo de calidad entre todos los miembros de la familia, de aprendizaje continuo, o enseñarles a los hijos qué son las metas y cómo poder cumplirlas. Explicarles las consecuencias de una mala conducta, enseñarles con ejemplos cotidianos cuáles son las ventajas de ser obedientes y respetuosos con sus mayores, es lo que se ha denominado “disciplina inteligente” basada en valores morales y espirituales.
El éxito radica en el ejemplo
Los niños aprenden imitando, pues son excelentes observadores de su entorno. Los padres son las principales figuras de imitación y se convierten en los modelos a seguir. Enfadarse o ser tolerantes, son dos características que los hijos aprenden de sus padres. Las cualidades que se desean desarrollar en los hijos se tienen que reflejar en el núcleo familiar. Comunicarse y retroalimentar los aciertos y errores en una dinámica familiar es el principal paso para predicar con un buen ejemplo.
Algunos consejos por seguir son: ayudarlos a expresarse correctamente, comparte experiencias personales con tus hijos, no emitas juicios de valor de manera imprevista, escucha las sugerencias que los hijos hacen, tomen decisiones juntos y realicen actividades que los motiven en conjunto.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 7 de abril de 2024 No. 1500
