Redacción El Observador
¿Cuáles son los efectos que enfrentan las parejas que se encuentran viviendo en unión libre, frente a aquellas que decidieron optar por el matrimonio? ¿Qué parejas resultan vivir más estables emocionalmente? ¿Quiénes se enfrentan a un estado de bienestar más equilibrado? Estás preguntas fueron los detonantes para examinar, durante treinta años, a parejas que decidieron vivir en unión libre y parejas que optaron por un matrimonio. Los resultados demostraron que los hogares que decidieron formarse a partir del matrimonio siguen juntos, la relación ha sido más duradera y han vivido menos inestabilidad asociada al compromiso, el futuro y la responsabilidad de un hijo.
La inestabilidad
El 70% de las mujeres, de 30 a 40 años, ha convivido con una pareja masculina, pero no han llegado al matrimonio. Los estudios han revelado que las parejas que vivían juntos antes del matrimonio, entre el año 1970 y 2000, tuvieron una alta probabilidad de separación frente aquellas que optaron directamente por el matrimonio. Los investigadores revelaron que el 33% de las parejas que cohabitaron entes del matrimonio presentaron mayores posibilidades de divorcio. La unión libre fue percibida como menos estable, derivado de los intereses económicos, la figura de autoridad, las prácticas de crianza y lo que algunas de las parejas llamaron conductas saludables.
Además, identificaron a dos grupos de personas cuando de vivir juntos se trata: los “deciders”, aquellos que deciden vivir juntos, pero con una relación comprometida a largo plazo; y los “drifters”, aquellos que viven juntos pero evitan hablar de un compromiso a futuro. Las parejas que viven juntas no sólo enfrentan las probabilidades de un divorcio, sino que se separan antes de llegar al matrimonio. La variable que se detectó en este caso es la convivencia por unión libre, que tiene una alta incidencia con el egoísmo.
Beneficios y consecuencias
Categorías como amor, inversión y convivencia se vieron reflejadas en quienes apostaron por el matrimonio, para ellos el matrimonio es sinónimo de permanencia, mientras que el grupo de unión libre manifestó sus respuestas en forma de pregunta, tales como: ¿qué beneficios obtengo yo al casarme? o ¿qué tipo de satisfacción obtengo a largo plazo? También se reveló que las mujeres que cohabitan tienen más probabilidades de sufrir abuso o tener una incidencia a la depresión, a diferencia de las mujeres casadas.
Las parejas que decidieron unirse en matrimonio tuvieron una alta incidencia de personas que influyeron en ello, tales como los padres, un mentor espiritual, o un alto deseo de formar una familia a largo plazo. Otro estudio reveló que hombres y mujeres que no le apuestan al matrimonio “desperdician tiempo valioso” en relaciones no duraderas.
Los problemas económicos
Otro de los resultados que arrojó el estudio de la Universidad de California, es que las parejas que vivieron en unión libre presentaron mayores problemas en términos económicos al vislumbrar la separación, ya que en los arreglos conyugales derivados de la unión libre nunca expusieron los temas de bienes y responsabilidades económicas. Una cuarta parte del estudio mencionó que las personas casadas tienen más ventajas para los acuerdos económicos, comparadas con las respuestas de aquellos que vivieron en unión libre, puesto que afirmaron tener un futuro más desconcertante en materia económica. Los varones expresaron respuestas tales como: “hay cosas que se deben evitar en el futuro”, “no contemplamos la distribución de bienes entre ambos”, “es importante generar confianza para hablar de dinero”.
Otros aspectos que se tomaron en cuenta fueron el nivel educativo de las mujeres que eligieron vivir en unión libre, revelando que el grado educativo es menor de las mujeres que decidieron vivir en matrimonio; los aspectos culturales revelaron que una mujer que vive en matrimonio da un valor más elevado a la maternidad que aquella que vive en unión libre.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 14 de abril de 2024 No. 1501