Por Mauricio Sanders

A la clase media mexicana le hace falta una Juana de Arco, cuya obra grandiosa consistió en lograr que la pequeña burguesía de Francia cobrara conciencia de que tenía la fuerza para erigir y derribar reyes y que la fuerza para erigirlos y derribarlos provenía de la fe. Lo que hace falta a la clase media es un milagro de convicción.

LA MÁS NUMEROSA DEL PAÍS

Esa Juana haría ver a la clase media mexicana que es la clase más numerosa del país. De ahí el interés en dividirla en clase media alta, media media y media baja, con dos extremos inmiscibles: ricos y pobres. Pero la división es mentirosa. Donde se construya un centro comercial hay clase media. Donde Liverpool, Suburbia o Coppel abran una tienda, donde haya un Cinépolis o un Cinemex, hay clase media, clase media del municipio de Atlixco o de la alcaldía Benito Juárez, pero clase media a fin de cuentas, que gasta y gasta bien, en refrescos embotellados, fórmula láctea, aparatos electrodomésticos y automóviles nuevos, para comprar los cuales la clase media se apunta en una lista de espera.

Si eres propietario de un bien inmueble, eres de la clase media, sin importar si se trata de un terrenito en la colonia Pueblo Viejo de Iguala, de un departamento en la Del Valle o de una casa en Lomas de Angelópolis. Si tienes escritura, eres clase media. No importa si tus vacaciones son en Punta Mita o en Playa Caleta, si vas juntando a lo largo del año para vacacionar en diciembre, eres clase media. Si tus papás tienen que dejar de gastar en lujitos para que vayas a la universidad, sea pública o privada, eres clase media.

LA MÁS ACTIVA DEL PAÍS

Nuestra Juana de Arco haría ver a la clase media que es la clase más activa del país. Si tienes tu despacho de contador o tu consultorio de dentista, eres clase media, clase media de Pochutla, Oaxaca, o El Cedral, San Luis Potosí. Si eres dueño de un negocio, perteneces a la clase media, sin importar si compras y vendes marranos en La Piedad o llevas tu fábrica de envases de plástico en Lerma. Si eres empleado y, para llegar al final de la quincena, tienes que pedir prestado, eres clase media, sea que el préstamo te lo dé tu patrón, sea que te lo dé la tarjeta Platinum Card de American Express.

De nivel de subsecretario para abajo, la burocracia proviene de la clase media. De esa clase todavía suele salir la mayoría de los secretarios de Estado y los Presidentes de la República, quizá con un par de excepciones entre los presidentes Ávila Camacho y López Obrador. De Celaya y de Tepic, pero son de clase media los oficiales del Ejército y la Marina, desde los tenientes hasta mero arriba. El tono de nuestro cuerpo diplomático lo da la clase media. La clase media es la más activa y ocupa los puestos operativos, administrativos y gerenciales de América Móvil, Bimbo y Cemex. Tanta clase media en tantos lugares habla bien de nuestro país, aunque a la clase media no la hayan dejado darse cuenta todavía.

UNIDA SERÍA INVENCIBLE

El día que nuestra Juana de Arco haga ver a la clase media mexicana cuánta fuerza tiene en sus manos, gobernícolas y milmillonarios van a temblar. Mientras Juana llega, tratemos de conocernos y comprendernos mejor, para que un día podamos unirnos entre nosotros, en eso que los marxistas han llamado “conciencia de clase”, pero que también podría llamarse solidaridad entre hombres de buena voluntad.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 28 de abril de 2024 No. 1503

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