El Prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, durante la rueda de prensa de presentación de las nuevas normas para discernir presuntos fenómenos sobrenaturales, respondió a los periodistas sobre el «caso Medjugorje».
Por L’Osservatore Romano
«Sobre Medjugorje aún no hemos llegado a una conclusión, pero con estas normas pensamos que será más fácil seguir adelante y llegar a una conclusión». Lo dijo el cardenal Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la Fe, durante la rueda de prensa de presentación de las nuevas normas para el discernimiento de presuntos fenómenos sobrenaturales, respondiendo a la pregunta de una periodista, añadiendo que «sobre otros casos que están presentes en el Dicasterio desde hace muchos años, con estas normas será más fácil llegar a una conclusión prudencial». Y continuó: «En muchos casos, estos fenómenos han crecido bien y con normalidad. A veces, un fenómeno se puede gestionar fácilmente, no hay problemas, hay frutos positivos: es lo que ha sucedido en la mayor parte de los santuarios. Muchos santuarios muy frecuentados por los fieles han tenido una experiencia similar en su origen’. «Nunca ha habido una declaración, ni del obispo ni del Dicasterio, por parte de nadie, y han crecido normalmente sin problemas como devoción popular». En definitiva, «para que un fenómeno hermoso crezca», explicó el cardenal, «no es necesaria una declaración de sobrenaturalidad. En el caso de Lourdes, Fátima, Guadalupe, el enorme crecimiento no dependió de una declaración de sobrenaturalidad».
Y a una segunda pregunta sobre el mismo tema, el cardenal respondió: sobre «Medjugorje veamos. Porque yo, por ejemplo, no he leído el material que está en el Dicasterio, conozco algunos detalles, pero tenemos que estudiar para llegar a una conclusión con estas nuevas normas. Tengan en cuenta que un fenómeno puede ser considerado bueno, no peligroso en el origen y puede tener algunos problemas en el desarrollo posterior. Así que a veces, una declaración tiene que aclarar estas diferentes etapas: es una diferencia que hay que tener en cuenta. Y entonces, incluso suponiendo que hubiera un nihil obstat, un nihil obstat, al mismo tiempo quizá habría que aclarar que algunos detalles no deben tomarse en serio. Porque si no recuerdo mal, creo que la Virgen también dio allí algunas órdenes, indicando la hora, el lugar, lo que tenía que hacer el obispo, etcétera. Eso habrá que aclararlo».
La historia del caso «Medjugorje»
Las voces y los testimonios de los devotos de la Gospa -la Señora, Nuestra Señora, en croata- son el relato más sólido, de casi 43 años, del «fenómeno» Medjugorje. Hasta el 24 de junio de 1981, el nombre de este pequeño pueblo de Bosnia-Herzegovina (entonces en la Yugoslavia comunista), en la diócesis de Mostar-Duvno, solo era conocido por quienes vivían en la región. Hoy es un punto de referencia espiritual, además de un lugar de peregrinación, para una amplia población.
Dos chicas de 15 y 16 años, Ivanka Ivanković y Mirjana Dragičević, contaron haber visto -mientras caminaban por una colina pedregosa llamada Podbrdo, a las 16 horas de aquel 24 de junio de 1981- una figura femenina sobre una pequeña nube. Poco después, a las dos chicas se les unió Vicka Ivanković, prima de Ivanka. Las tres dijeron que volvieron a ver la misteriosa figura, esta vez con un bebé en brazos, e inmediatamente la identificaron con la Virgen María. Ivan Dragičević, Jakov Čolo y Marija Pavlović eran los otros tres jóvenes que formaban el grupo de los llamados «videntes». Los seis jóvenes hablaron de las apariciones de María que se presentaría como la «Reina de la Paz» con un mensaje que, fundamentalmente, es una invitación a la reconciliación y a la conversión.
A partir de aquella tarde y de aquellas historias -en un remoto pedazo de tierra que poco después viviría una sangrienta guerra- comenzó una historia que está dejando su huella en la vida de la Iglesia, llegando, de diferentes maneras, a millones de personas: entre adhesiones y conversiones -con largas filas en los confesionarios y una extraordinaria participación en la adoración eucarística-, pero también entre un fuerte escepticismo y una seria oposición.
La declaración de Zadar
Precisamente a causa del crecimiento de las experiencias relacionadas con Medjugorje, en 1991 los obispos de Yugoslavia afirmaron en la llamada «Declaración de Zadar» que, sobre la base de las investigaciones realizadas hasta entonces, no era posible afirmar que se tratara de apariciones y fenómenos sobrenaturales.
La Comisión Internacional de Investigación
Para esclarecer los hechos de Medjugorje, Benedicto XVI había creado el 17 de marzo de 2010 una Comisión Internacional de Investigación en la entonces Congregación para la Doctrina de la Fe. La Comisión, presidida por el cardenal Camillo Ruini, había recogido y examinado, en 17 reuniones, «todo el material» sobre la cuestión y había presentado al Papa «un informe detallado», con un voto sobre «la sobrenaturalidad o no» de las apariciones, indicando las «soluciones pastorales» más adecuadas. Para llegar a sus conclusiones, la Comisión había examinado toda la documentación depositada en el Vaticano, en la parroquia de Medjugorje y también en los archivos de los servicios secretos de la antigua Yugoslavia. Había escuchado a los presuntos «videntes» y a los testigos. Además, en abril de 2012, había realizado una inspección en Medjugorje. Este trabajo se prolongó durante casi cuatro años, hasta el 17 de enero de 2014: el informe final fue entregado al Papa Francisco.
Sobre Medjugorje, respondiendo a una pregunta durante la rueda de prensa en el avión de regreso del viaje apostólico a Fátima el 13 de mayo de 2017, el Papa Francisco recordó que «todas las apariciones o las presuntas apariciones pertenecen o son de la esfera privada, no son parte del Magisterio público ordinario de la Iglesia..». Y se refirió, en particular, al trabajo de la Comisión de Investigación, distinguiendo tres aspectos: «Sobre las primeras apariciones, cuando [los «videntes»] eran jóvenes, la relación más o menos dice que se ha de continuar investigando. Acerca de las presuntas apariciones actuales, la relación tiene sus dudas (…) Y tercero, el núcleo verdadero y propio de la relación-Ruini: el hecho espiritual, el hecho pastoral, gente que va allí y se convierte, gente que encuentra a Dios, que cambia de vida. Para esto no hay una varita mágica, y este hecho espiritual-pastoral no se puede negar».
El nombramiento de Hoser: enviado especial y luego visitador apostólico
Con esta perspectiva, el Papa decidió confiar, el 11 de febrero de 2017, al arzobispo polaco Henryk Hoser la misión de «enviado especial de la Santa Sede» para «adquirir un conocimiento más profundo de la situación pastoral en Medjugorje» y, sobre todo, «de las necesidades de los fieles que llegan en peregrinaje y, basándose en ellas, sugerir eventuales iniciativas pastorales para el futuro. Por lo tanto tendrá un carácter exclusivamente pastoral».
El 31 de mayo de 2018, Francisco -sin entrar en las cuestiones concretas relacionadas con las supuestas apariciones- nombró al arzobispo Hoser Visitador Apostólico de carácter especial para la parroquia de Medjugorje, por tiempo indefinido y ad nutum Sanctae Sedis. Un encargo siempre «exclusivamente pastoral», en continuidad con la misión de enviado especial de la Santa Sede que había cumplido. «La misión del Visitador Apostólico -anunciaba la Oficina de Prensa de la Santa Sede- tiene la finalidad de asegurar un acompañamiento estable y continuo de la comunidad parroquial de Medjugorje y de los fieles que van allí en peregrinación, cuyas necesidades requieren una atención particular.
Peregrinos a Medjugorje para encontrar a Cristo y a su Madre
Entrevistado por Vatican News, monseñor Hoser explicó que peregrinos de todo el mundo acuden a Medjugorje «para encontrarse con Cristo y con su Madre»: «La vía mariana es la más cierta y segura» porque conduce a Jesús. En Medjugorje, de hecho, los fieles tienen «en el centro la Santa Misa, la adoración del Santísimo Sacramento, una frecuencia masiva del Sacramento de la Penitencia». Para el arzobispo, se trata de un verdadero culto «cristocéntrico», vivido con cercanía a la Virgen María, venerada con el apelativo de «Reina de la Paz».
El Papa Francisco autoriza las peregrinaciones
También en esta línea, el 12 de mayo de 2019, monseñor Hoser y el nuncio apostólico en Bosnia-Herzegovina, el arzobispo Luigi Pezzuto, habían anunciado la decisión del Papa Francisco de autorizar las peregrinaciones a Medjugorje, que podrán así ser organizadas oficialmente por diócesis y parroquias y ya no tendrán lugar solo de forma «privada», como indicaba hasta entonces la Congregación para la Doctrina de la Fe.
A este respecto, el entonces director interino de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Alessandro Gisotti, había señalado que la autorización del Papa debe ir acompañada de «cuidado para evitar que estas peregrinaciones sean interpretadas como una autentificación de los hechos conocidos, que todavía requieren un examen por parte de la Iglesia. Por tanto, debe evitarse que tales peregrinaciones creen confusión o ambigüedad en términos doctrinales. Esto concierne también a los pastores de cualquier orden y grado que pretendan ir a Medjugorje y celebrar o concelebrar allí, incluso de modo solemne». Gisotti había precisado también que, «considerando el considerable flujo de personas y los abundantes frutos de gracia que se han producido, esta disposición forma parte de la especial atención pastoral que el Santo Padre ha querido prestar a esa realidad, dirigida a favorecer y promover los frutos del bien». De este modo, el Visitador Apostólico «podrá establecer más fácilmente relaciones con los sacerdotes encargados de organizar las peregrinaciones a Medjugorje, como personas seguras y bien preparadas, ofreciéndoles informaciones e indicaciones para poder realizar fructuosamente dichas peregrinaciones».
Aldo Cavalli, nuevo visitador apostólico
El 27 de noviembre de 2021, el Papa nombró al arzobispo Aldo Cavalli sucesor del arzobispo Hoser – fallecido el 13 de agosto – como Visitador Apostólico, dependiente de la Santa Sede, encargado del cuidado pastoral de los peregrinos que viajan a Medjugorje para rezar.