Por Mary Velázquez Dorantes
En un mundo hiperconectado, donde las redes sociales han protagonizado un escenario de información pero, al mismo tiempo, se han vuelto canales de distorsión, los procesos electorales pareciesen haber encontrado un nicho de debate entre sus usuarios. Bajo este contexto, se presenta un gran desafío para la democracia: combatir la desinformación en tiempos de campañas electorales.
La complejidad del mundo digital revela manipulación de datos, discursos de odio y noticias falsas. El rol de las redes sociales en períodos electorales resulta inquietante, por lo que el ciudadano debe tener cuidado al evaluar la relación entre las redes sociales y su percepción al momento de tomar una decisión sobre su voto. Una elección es un momento decisivo para la construcción de una democracia justa y participativa y la desinformación que las redes sociales producen tambalea los procesos democráticos, dada la rapidez con la que se difunden datos erróneos, comportamientos violentos y actitudes de apatía y desinterés por los procesos electorales. A continuación, te presentamos un manual de alerta sobre el uso de las redes sociales y la relación que pueden tener al decidir un voto.
VERIFICACIÓN INFORMATIVA
Las redes sociales cuentan con múltiples formas y fuentes de información, son conexiones que hacen posible ejercer mayor influencia sobre un escenario electoral y de cara a la democracia. Por eso es importante que verifiques el contenido informativo que lees, comentes y quizás compartas. Buscar la veracidad de la información, la identidad de la persona que emite el mensaje y las técnicas que están utilizado para difundir el contenido. Recuerda que, aunque consideremos que nuestras redes sociales son de confianza, existen contenidos que penetran de forma rápida y viral con todos nuestros contactos.
EVITA LAS BOMBAS DE MENSAJES
En períodos electorales se despliegan algoritmos capaces de seleccionar información específica para redes sociales, se desarrollan técnicas donde el mensaje maneja un elevado nivel de confianza. Son llamamos mensajes “bomba” y son capaces de influir en las preferencias de los votantes. Actúan dirigiéndose a pequeños grupos a fin que éstos puedan reproducirlos masivamente y una vez que se encuentran circulando en internet se activan mensajes programados con ese contenido a los seguidores de nuestras cuentas. Este proceso presenta un gran reto para la democracia, debido que la información parece verídica, pero en realidad promueven comportamientos radicales, de intolerancia y de odio. Evita propagarlos.
MANIPULACIÓN DE CONTENIDOS
Durante la última década innumerables estudios han demostrado como las redes sociales han sido canales de manipulación de contenidos. En ellos, además de aparecer de forma masiva la propaganda política, también aparecen contenidos ligados al extremismo de las ideologías, se trata de contenidos que se propagan en una cantidad menor de tiempo y dañan el tejido social. La tergiversación de la información, la distorsión de la realidad, el contenido a favor de grupos de poder, los grupos sociales de odio en redes, son formas en cómo los contenidos son manipulables. En este tenor, Facebook es la red social donde mayor contenido manipulado circula, representa un 93%, seguido de WhatsApp con un 92%.
UN “ME GUSTA” NO ES UN VOTO
La interacción de las redes sociales se ha caracterizado por hacernos creer que a través de ellas se mide la participación electoral. Las circunstancias que rodean a las redes sociales actualmente parecieran que sustituye a los mecanismos tradicionales y directos de participar en un proceso electoral. Este es un error grave. Considerar que los “likes” en redes sociales evidencian la participación activa de los votantes es un gran error para la democracia. Evita dejarte guiar por esta dinámica impuesta por las redes sociales.
En los últimos cinco años se ha demostrado que la realidad que construyen las redes sociales es completamente diferente a los resultados obtenidos en las urnas. La calidad de la participación ciudadana se evalúa y mide el día de la elección, no a través de la interacción o involucramiento de las redes sociales.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 5 de mayo de 2024 No. 1504