Por José Ignacio Alemany Grau, obispo

VI domingo de Pascua

Reflexión homilética 5 de mayo de 2024

Es una delicia que te inviten a una comida y mientras se goza de los alimentos, te dice el que te invitó los motivos de su verdadera amistad.

Eso sucedió y lo cuenta el Evangelio de hoy.

A mí me impresiona que, a la mitad de la cena, me enteré de que mi amigo era el mejor.

Para que me convenza él mismo me explicó, al detalle, lo que ha hecho para ganar mi amistad.

Deseo que aquel mismo día, tú hayas descubierto también al mejor amigo.

Hechos de los apóstoles

Pedro visitó a Cornelio. Los detalles del encuentro y la evangelización de San Pedro son preciosos.

Te invito a leerlos despacio.

Para Pedro está claro cómo Dios acepta en su amistad a todos los que le abren el corazón. Así sucedió con Cornelio y toda la familia: recibieron el Espíritu Santo y Pedro los bautizó.

Quedaron felices y pidieron a Pedro que se quedara unos días como huésped en su casa, junto con sus acompañantes: todos amigos de Dios.

Salmo 97

Canta el gozo de Dios que revela su grandeza a todas las naciones para que hagan fiesta:

«El Señor da a conocer su victoria. Revela a las naciones su justicia…

Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.

Aclama al Señor tierra entera, gritad, vitoread, tocad.

Cantad al Señor un cántico nuevo porque ha hecho maravillas».

1 Juan

Nos enseña cómo Jesús se revela a través del amor.

¿Y quién conoce de verdad a Dios?

El que ama. «El que no ama no ha conocido a Dios porque Dios es amor».

Dios ha dado la prueba más grande del amor entregándonos a su Hijo.

Una advertencia importante. ¡Ojo! El amor no depende de que nosotros hayamos amado a Dios, sino que «Dios nos amó y nos envió a su Hijo como víctima de propiciación por nuestros pecados».

Recordemos siempre que «Dios nos amó primero».

Jesús es el regalo del Padre para que, purificados, podamos ser sus amigos.

Verso aleluyático

Si guardamos en el corazón la Palabra de Dios, el amor de Dios habitará en nuestro corazón:

«El que me ama guardará mi Palabra y mi Padre lo amará y vendremos a Él».

Evangelio

Hoy, amigos, les invito a poner todo su corazón en este párrafo del Evangelio en el que descubrimos la gran amistad de Jesús y los motivos de esta amistad para con cada uno de nosotros.

Medita cada detalle que hoy resalto:

+ El amor de Jesús, para ganar tu amistad, es tan grande como el amor que el Padre tiene a Jesús: «Como el Padre me ha amado, así os he amado yo».

+ Para confirmar, por nuestra parte, la amistad con Jesús hay que «guardar» los mandamientos.

+ Nos regala, para que seamos felices: «Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros y vuestra alegría llegue a plenitud».

+ Su mandamiento es el amor entre nosotros, como expresión del amor que le tenemos a Él.

+ La prueba más grande de que Jesús me ama (nos ama) es que dio la vida por mí (¿por ti?).

+ La gran prueba de que Jesús nos ama es que nos ha revelado todo lo que Él conocía de su Padre Dios.

+ La decisión de ser nuestro amigo es de Jesús. Él nos eligió.

+ Jesús nos ha elegido para que demos fruto abundante y duradero.

Cada vez que celebremos la Eucaristía procuremos recordar que, en la primera de todas estas celebraciones, Jesús se nos descubrió como el mejor Amigo.

 
Imagen de Karen .t en Pixabay


 

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