Por Mauricio Sanders

Querido Jaime:

Ahora que tenemos presidenta electa, si le tuviera confianza le diría:

*Ya que tienes lo que tanto querías, piensa que en la vida hay nada más dos desgracias. Una es no conseguir lo que quieres. La otra, conseguirlo. Mírate al espejo. Mira tus ojeras y tus arrugas. ¿Se te ha estado cayendo el pelo últimamente? En seis años a lo mejor ya estás pelona de puro estrés. Acabas de conseguir el trabajo más ingrato del mundo. En seis años, nadie te va a agradecer tu esfuerzo. En cuatro sexenios, a duras penas sabrán tu nombre. No hay carrera política que termine con éxito. Recuerda las últimas palabras de ese emperador romano, antes de que un esclavo fiel le hiciera el favor de asesinarlo, para que la turba no lo despedazara vivo: “Yo lo era todo, pero de nada sirvió.” Aprende de los papas. Pide que te pongan un ataúd donde lo puedas ver. Acuérdate de que eres polvo y al polvo has a volver.

Le diría:

*Descansa. Mal harás si siempre estás agotada y exhausta. Tu trabajo requiere que pienses claro. Búscate una hora al día para hacer ejercicio. Cansa tu cuerpo para refrescar tu mente y tu alma. Saca treinta minutos para enterarte de cosas que no sean la síntesis informativa. Como mexicano de hoy, te pido que busques leer cosas de ayer y de antier, escritas en otros países en lenguas que no sean español. No te encierres en el aquí y el ahora. Si quieres pensar ideas nuevas, lee libros viejos. Agárrate un pasatiempo. Algo que hagas con las manos, carpintería, encuadernación, costura, cocina, tocar el chelo o pintar acuarelas, cría conejos o gallinas, lo que sea, pero haz algo que te haga salir de ti.

Diría:

*Ora y medita de perdida quince minutos al día. Busca el contacto consciente con el Dios de tu entendimiento y pídele la capacidad para reconocer su voluntad y las fuerzas para cumplirla. Pero no andes diciendo que eres una persona espiritual. Enciérrate en tu cuarto, cállate la boca y ten vergüenza. Más que nunca, córrele a los estimulantes y los sedantes como si fueran el diablo. Pero no seas puritana. A lo mejor te harán falta unos tequilas. Ojalá sepas encontrar ocasión para tomarlos sin hacer ridículos ni causar desgracias.

También diría:

*Ya que vas a tener poder, úsalo. Por ejemplo, para hacer travesuras una vez al mes, tan siquiera. Que un helicóptero te saque de donde vivas y te lleve lejos, a donde te esté esperando un coche normalito. En ese coche, en traje de incógnito y acompañada nomás por una coronel de tu escolta, vete a meter a un tianguis, mercado o feria, como si anduvieras de paseo con una amiga. Vete a pueblear, como se dice, y cómete una pancita o una jicaleta. Vete a las canchas de fútbol y béisbol. Métete a las plazas donde la gente baila salsa y danzón. Te hará bien que te den un baile. Date tus buenos baños de pueblo. Por razones de seguridad, vas a quedar aislada dentro de una bóveda de acero en una torre de marfil. Pero quizá a todos convenga que no obedezcas siempre a tus guardaespaldas. Claro que hay riesgo, pero ¿a qué sabe la vida sin riesgos?

Ahora que tenemos presidenta electa, trataría de compartir con ella la sabiduría que, sin practicarla a fondo, a mí mismo me ayuda a vivir. Lo más probable es que ella ya la conozca y, como yo, la quiera seguir, pero tampoco pueda. Le diría: “Eres mi hermana. Que Dios te bendiga.”

Tu oferta resultó demasiado tentadora. Sintiéndome mejor, saqué algunas ideas que me habían estado dando vueltas en la cabeza.

Un abrazo: Mauricio.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 9 de junio de 2024 No. 1509

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