En la realidad mediática de nuestro país convergen dos términos que sonarían parecidos, pero que pueden provocar una gran confusión social: autoritarismo contra totalitarismo presidencial. ¿Qué tipo de gobierno estamos viviendo? ¿Cómo podemos identificar los rasgos entre un modelo de gobierno y otro? En esta edición te vamos a mostrar las diferencias entre uno y otro, así como los daños que pueden provocar a la democracia.
LA REALIDAD ACTUAL
Para comprender el tema tendremos que observar y analizar la realidad de México en estos momentos.
Por un lado, se eligen a los gobernantes de forma democrática, sin embargo, nos enfrentamos al debilitamiento de los sistemas democráticos, por ejemplo, eliminando la independencia del Poder Judicial. Hoy se merma la voz del periodismo y la comunicación independiente frente a lo que se dice desde el gobierno; la fuerza de las reformas da mayor poder al Ejecutivo y debilitan al legislativo.
También está el debate por la falta de rendición de cuentas, los daños a la libertad de expresión para demandar cambios o criticar directamente al gobierno, el sistema militar politizado sin la vigilancia civil, la inclinación hacia un gobierno sin control ni transparencia, la reforma sobre impuesto sobre la renta y fiscalización digital; el papel del ejército y la marina como policías en las carreteras, entre otros menesteres sociales y políticos. Si lo vemos como espectadores, entonces podemos comprender qué tipo de gobierno tenemos.
RASGOS AUTORITARIOS
Un gobierno autoritario es tirano, basándose en una política centralizada y con un mando único. Al inicio del gobierno actual el 33% de los mexicanos dijo preferir un gobierno autoritario a uno democrático, y el país ocupó el lugar 17 de América Latina donde los ciudadanos observan el autoritarismo como un modelo de cambio. Las características de este tipo de gobierno radican en la imposición de una autoridad, una presencia paternalista del gobernante frente a situaciones vulnerables. Sus representantes tienen una mente peculiar y favorecen una conformidad pasiva de la población. Buscan la presencia de un partido único sin fuerzas políticas que hagan sobrepeso; se resisten a la participación de otras instituciones, tales como la Iglesia, y descarta cualquier forma de legitimación de opiniones contrarias.
UNA MEZCLA DE TOTALITARISMO
El debilitamiento del INE, la mayoría de representación tanto en los congresos locales como federales, la falta de diálogo y la radicalización hacia la oposición, la insistencia de una cuarta transformación con una reestructuración forzosa y controlada por el Estado, parecieran ser una mezcla de comportamientos totalitarios. No obstante, dentro de este modelo el poder se unifica en una sola persona: el Estado controla el sistema educativo, sus ideologías son hipernacionalistas, no permiten ninguna oposición en su línea política y se instituye por un golpe militar que no respeta los derechos de las personas ni les garantiza su libertad. El gobierno actual tiene como propósito no ceder el poder al otro. La herida del 2006 es un rasgo que ha marcado a México, teniendo como estrategia la movilización de millones de personas con base al temor, el resentimiento y la frustración social.
IDEOLOGÍAS CRUZADAS
Los resultados de los procesos electorales de este 2024 son una evidencia de una mezcla entre el autoritarismo y el totalitarismo.
La democracia plural está saliendo por los resquicios y buscar paralelismos con otras historias resultaría catastrófico, sin embargo, en México existe un modelo de gobierno que nace de la democracia y participación del pueblo, pero con grandes tintes de autoritarismo, donde se cede el bastón de mando bajo la mirada puesta en otros estilos de gobierno en América Latina.
0El 56% de los mexicanos dijeron dar su voto a un gobierno que les resuelva los problemas, aunque viole las leyes.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 30 de junio de 2024 No. 1512