Por P. Fernando Pascual

Se habla mucho de dignidad humana. No siempre se indican los fundamentos o presupuestos desde los cuales podemos exponer adecuadamente lo que se refiere a esa dignidad.

La dignidad humana no puede basarse en consensos, que se fraguan en un momento y se destruyen al poco tiempo, ni en votaciones de los sistemas considerados democráticos.

Tampoco puede basarse en las decisiones de gobiernos de tipo autoritario: un tema tan importante no debería elaborarse desde los criterios de quienes asumen un poder excesivo sobre la sociedad.

Tampoco puede construirse desde opiniones subjetivas. Aunque un gran número de personas reconocen la dignidad propia y de otros seres humanas, han existido y existen miles de personas que niegan la dignidad de sus semejantes.

La dignidad humana surge desde una reflexión seria y completa sobre lo que significa existir como seres humanos, sobre el puesto del hombre en el universo, y sobre las relaciones que existen entre el hombre y Dios en cuanto Creador y origen de todo lo creado.

Esa reflexión hará evidente que la dignidad surge desde esa condición espiritual que caracteriza al hombre en cuanto hombre, y que diversos filósofos han identificado, sobre todo, en el alma, sin excluir su rica e irrenunciable relación con el cuerpo.

Esa reflexión se hace más completa en la Revelación cristiana, que desvela cómo el universo tiene un sentido, cómo Dios ha creado a los humanos a su imagen y semejanza (cf. Gen 1,26-27), y cómo la plenitud se alcanza en Cristo, Hijo del Padre e Hijo de la Virgen María.

Para profundizar en este tema, contamos con un reciente documento de la Iglesia católica, que presenta la importancia de la dignidad humana en un doble acercamiento: cómo comprenderla y fundamentarla, y cuáles sean aquellos ámbitos en los que resulta urgente reconocer y defender a cada ser humano en su dignidad.

Ese documento, una declaración titulada Dignitas infinita, fue publicada el 8 de abril de 2024 por el prefecto del Dicasterio para la Doctrina de la fe. Gracias al mismo podemos encontrar fundamentos sólidos para hablar sobre la dignidad de cada ser humano; es decir, sobre la dignidad de uno mismo y de todos aquellos que comparten el gran misterio de haber sido creados directamente por un Dios que nos ama.

 
Imagen de difrats artwork en Pixabay


 

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