Por Nelly Sosa
Hace unos días mi esposo y yo celebramos 11 años de casados.
Me puse a ver fotos y con ello vino ese reflexionar sobre la mujer que era cuando llegamos al altar, o aún en los primeros años de Matrimonio.
Y mi primer impulso (o más bien tentación) fue desanimarme y ver todo el camino que me faltaba recorrer a nivel espiritual y en cuánto me faltaba purificar mi egoísmo, mis maneras, mis errores recurrentes.
Después de unos minutos, cambié la mirada de mi corazón y empecé a sentir un gran agradecimiento, un sentimiento de mucho confort, un abrazo bien bonito…
Me conmueve pensar en la manera en que Dios ha ido haciéndome, haciéndonos más sus hijos (a los dos y a nuestros Hijos), más de Él, a través del Sacramento del Matrimonio.
Me llena el alma el saber que desde que fuimos creados nos pensó para esta familia, para este momento, para esta renovación y crecimiento que se ha ido forjando a través de nuestro Matrimonio.
La fuerza de su Amor, las gracias que vienen de Su mano en la alianza matrimonial, no tienen límite… “Ni ojo vio, ni oído oyó, ni por mente humana han pasado las cosas que Dios ha preparado para los que lo aman” 1 Cor 2:9
Sé que a pesar de haber recibido el sacramento hay familias que tienen el dolor de la ruptura, el divorcio, la separación. No quiero dejar fuera ese tipo de situaciones que desafortunadamente siguen sucediendo en el mundo… pero quiero compartir algo sobre esto que ya había pensado, pero que recientemente tuve la oportunidad de profundizar.
Esta semana escuchaba un video del padre Mike Schmitz sobre el Matrimonio precisamente y me quedé con esta parte de cómo mientras ambos esposos se mantengan en la gracia de Dios, tanto en el diario convivir, como en la entrega del uno al otro, Su alianza con Él se sigue renovando, los dones en la pareja se siguen afinando, las debilidades se siguen trabajando, y de a poquito, bien plantados en Cristo que nos fortalece, seguimos caminando juntos hacia la santidad.
Si tu Matrimonio está pasando por retos o dificultades, acérquense al sacramento de la confesión, a Adoración Eucarística, a Misa diaria, a dirección espiritual esta #Cuaresma.
Él, que prometió quedarse con nosotros todos los días hasta el fin del mundo, los proveerá luz, de humildad, de claridad para trabajar en cada uno lo que sea necesario, les dará de ese vino mejor cuando haga falta y no los dejará solos cargando su cruz.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 14 de julio de 2024 No. 1514