Por Julieta Appendini

Vivir la pérdida de alguien que amamos es profundamente triste, pero podemos brindar verdadero consuelo a nosotros mismos y a las personas que amamos por medio de la fe y el don de la oración.

En esos momentos tristes, la Iglesia nos ofrece un don invaluable: la Misa Gregoriana. Una celebración que nos permite orar por el alma de un difunto durante 30 días consecutivos.

Esta práctica, con raíces en el legado del Papa San Gregorio Magno, tiene como objetivo principal ayudar al alma a alcanzar la purificación y la paz eterna en la Casa del Padre.

El Papa San Gregorio Magno, conmovido por el sufrimiento de las almas del purgatorio, instituyó las Misas gregorianas como un acto de gran misericordia. Según la tradición, tras ofrecer 30 misas consecutivas por el alma del monje Justus, este se apareció a sus hermanos, anunciando su liberación de las penas del purgatorio.

Te invitamos a ofrecer Misas gregorianas a través de Ayuda a la Iglesia Necesitada. Tu donativo, además de brindar consuelo a un alma en pena, contribuirá a sostener la labor de los sacerdotes en las comunidades más pobres y perseguidas del mundo.

P.D.: No dudes en contactarnos si tienes alguna pregunta o deseas más información sobre las Misas gregorianas o la labor de Ayuda a la Iglesia Necesitada.

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