Por P. Joaquín Antonio Peñalosa

Nos hemos vuelto un pueblo, una civilización violenta. Estalla en los corazones, de ahí pasa a todos los frentes. Dé usted vuelta al globo terráqueo, dé usted vuelta alrededor de su ciudad y de su casa misma, hallará una violencia tan constante como multiforme. Hay tantas clases de violencia como un menú a la carta.

  1. Violencia verbal: el insulto, la ofensa, la calumnia, la deshonra, la palabra hiriente.
  2. Violencia física: es el golpe, la herida, el secuestro, la tortura, el homicidio.
  3. Violencia vehicular: es manejar a velocidad de vértigo o luego de ingerir bebidas, es la desobediencia a las leyes de tránsito, es la descortesía soez y el claxon ofensivo.
  4. Violencia deportiva. La del jugador que lesionó de propósito al rival para evitar que triunfe. La del público fanatizado que destruye, maldice y golpea a los partidarios del otro equipo, si no es que sale del estadio desafiante y destructivo.
  5. Violencia política. Cuando un partido impone sus normas de autoritarismo antidemocrático, o cuando no se respetan los votos del pueblo y se imponen mandatarios que no fueran legítimamente elegidos.
  6. Violencia psicológica. Cuando manipulamos y presionamos a quien sea, cuando dominamos su mente y libertad y la teledirigimos odiosamente.
  7. Violencia social, si discriminamos a alguien por su condición, raza, posición, religión o simple presencia física.
  8. Violencia callejera. Irrumpen las pandillas juveniles para imponer sus leyes, atracan a transeúntes, hieren y roban, pintarrajean muros y puertas, destruyen lo que encuentran a su paso.
  9. Violencia escolar. Procede del maestro si aprueba o reprueba a su antojo o recurre a venganzas y castigos injustos. Procede de los alumnos que se resisten activa o pasivamente al maestro e incluso lo destituyen.
  10. Violencia familiar. Esposos en lucha libre. La mujer golpeada. El hijo maltratado. Los padres exigiendo una obediencia rayana en esclavitud, imponiendo profesiones y caminos al hijo o urgiéndole una excelencia escolar más allá de sus capacidades.
  11. Violencia institucionalizada. Cuando una estructura política o social atropella la dignidad y los derechos del hombre; o se erige sobre la injusticia, la mentira y el despotismo.
  12. Violencia armada. La Guerra, la guerrilla, he aquí la mayor maldición para un país y para el mundo. Nada puede lavar una gota de sangre humana. Nadie puede acallar su grito.

(Nota: esta paginilla ha querido glosar el magnífico documento sobre la violencia de don Felipe Arizmendi Esquivel).

Publicado en El Sol de San Luis, 28 de mayo de 1994.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 1 de septiembre de 2024 No. 1521

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