Redacción

Desde el 2 de octubre pasado la Iglesia universal está centrada en la sinodalidad, planteando entre los 368 participantes de la Segunda Sesión de la Asamblea General del Sínodo “¿Cómo ser una Iglesia sinodal en misión?”.

El Sínodo no tiene como objetivo cambiar doctrinas fundamentales, sino más bien transformar la manera en que la Iglesia vive y organiza su misión, fomentando una cultura de diálogo, participación y comunión. El Papa Francisco espera que esta experiencia contribuya a hacer que la Iglesia sea más inclusiva, abierta y misionera, en sintonía con las necesidades del mundo actual.

EL MENSAJE

En su mensaje de inicio para la Segunda Asamblea, Francisco pidió a los hombres y mujeres, obispos, sacerdotes, consagrados y laicos que se encuentran compartiendo trabajo y experiencias, cuidar de no “convertir nuestras aportaciones en puntos que defender o agendas que imponer, sino ofrezcámoslas como dones para compartir, dispuestos incluso a sacrificar lo que es particular, si ello puede servir para hacer surgir, juntos, algo nuevo según el plan de Dios”, comentó Francisco en la homilía.

“De lo contrario, acabaremos encerrándonos en diálogos entre sordos, donde cada uno trata de ‘llevar agua a su molino’ sin escuchar a los demás y, sobre todo, sin escuchar la voz del Señor”, añadió. “Para que esto suceda hay, sin embargo, una condición: que nos liberemos de lo que, en nosotros y entre nosotros, puede impedir a la ‘caridad del Espíritu’ crear armonía en la diversidad”, agregó.

“Todos, aquí, se sentirán libres de expresarse tanto más espontánea y libremente cuanto más perciban a su alrededor la presencia de amigos que los quieren y respetan, los aprecian y desean escuchar lo que tienen que decir”, propuso Francisco a los sinodales.

GRUPOS DE ESTUDIO

A lo largo de estos 15 días, los grupos de estudio profundizan teológica y canónicamente en diversos temas, junto con los representantes de las Comisiones. El diálogo constante y las aportaciones recíprocas alimentarán las «respuestas» que se presentarán al Papa.

Los diez grupos, más algunas comisiones, han hecho análisis de temas precisos como el papel de la mujer y la hipótesis del diaconado femenino, el riesgo de desaparición de las Iglesias orientales a causa de la guerra, una “pastoral” para los polígamos en África, el anuncio del Evangelio en el mundo digital, la relación entre obispos y sacerdotes y con el pueblo de Dios, los criterios de selección de los candidatos al episcopado, una perspectiva «sinodal» de la labor de los nuncios y el diálogo ecuménico.

Estos grupos de estudio, integrados por pastores y expertos de todos los continentes, siguiendo un método de trabajo sinodal, están constituidos de común acuerdo entre los Dicasterios competentes de la Curia Romana y la Secretaría General del Sínodo, a la que se confía la coordinación. Deberán completar su estudio antes de junio de 2025, siempre que sea posible, pero deberán presentar un informe de la situación de la Asamblea en curso.

El trabajo es intenso. Después de esta fase, seguirá la fase receptiva, de aplicación de lo que ha madurado en el proceso sinodal 2021-2024. Las Iglesias recibirán el resultado producto del diálogo y la escucha.

Las dos sesiones (2023 y 2024) no pueden separarse, como tampoco pueden oponerse: están en continuidad y, sobre todo, forman parte de un proceso más amplio que, como quedó indicado en la Constitución Apostólica Episcopalis communio, no terminará a finales de octubre.

Sobre esta base, se redactará un Documento Final, que abarcará todo el proceso realizado hasta ahora, ofreciendo al Santo Padre orientaciones sobre los pasos a seguir y las formas concretas de llevarlo a cabo.

UNIDAD

A lo largo del proceso sinodal, como se menciona en Instrumentum Laboris, el documento que marca la pauta en esta Asamblea, “el deseo de unidad de la Iglesia ha crecido a la par aue la conciencia de su diversidad. de la aue es portadora. Ha sido precisamente el compartir entre las lalesias lo que nos recuerda que no hav misión sin contexto, es decir, sin una conciencia clara de que el don del Evangelio se ofrece a personas v comunidades que viven en tiempos y en lugares concretos, que no están encerradas en si mismas, sino más bien son portadoras de historias que cenen cer reconocidas rechatadace invitadas a abrirse a horizontes más amplios”

JORNADA DE ORACIÓN POR LA PAZ

Durante este Sínodo, el Papa Francisco, como hizo por Siria, Líbano, Afganistán, Ucrania y Tierra Santa de 2013 a 2023, convocó a una jornada de oración y ayuno de alimentos para pedir el don de la paz. La jornada tuvo lugar el lunes 7 de octubre, en el primer aniversario del brutal ataque de Hamás a Israel, y en ella participaron los miembros del Sínodo.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 13 de octubre de 2024 No. 1527

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