Rafael Nadal Parera ha sido, posiblemente, el mejor deportista español de todos los tiempos. Un símbolo que acaba de anunciar que deja el tenis para dedicarse a su familia y a otras labores profesionales.

El ganador de 22 títulos de Grand Slam, entre ellos 14 de Roland Garros —siendo el mejor de todos en esta superficie—, ganador de dos oros olímpicos, cinco Copas Davis… ha decidido colgar la raqueta, después de unos años bastante complicados por culpa de las lesiones.

Radicalismo y religión

La relación de Nadal con la fe apenas ha trascendido, aunque se sabe que está bautizado y casado por la Iglesia. Lo que sí que ha habido son algunos detalles, a lo largo de su carrera, relacionados con Dios. Como, por ejemplo, en 2009 cuando vinculó radicalismo con religión, asegurando que “la religión era la mayor causa de mortalidad de la historia”.

Saliéndose de su habitual mesura, Nadal explicó, en su día, que “prácticamente todas las cosas malas que pasan en la vida son culpa de los radicalismos de cualquier tipo, que desencadenan problemas que podrían evitarse”, aseguró en el diario La Información de Alicante.

“Uno puede ser religioso, ateo, cristiano, musulmán, lo que sea, pero de aquí a llegar a todas las barbaridades que se han hecho por la religión es demasiado”. Para rematar con un “para mí la religión es la mayor causa de mortalidad de la historia”.

Boda por la Iglesia con su novia de siempre

En octubre de 2019, Rafael Nadal se casó por la Iglesia con Xisca (María Francisca) Perelló. Natural del mismo pueblo que Rafa (Manacor, Mallorca), tenía 15 años, y él 17, cuando empezaron su relación. El padre Tomeu Catalá, muy conocido en la isla por su labor con drogodependientes a través del Projecte Home (Proyecto Hombre), ofició la ceremonia.

El religioso es, además, una persona muy cercana a la familia Nadal desde hace décadas.  El padre Catalá recordó que el abuelo del tenista era director de orquesta y participó en numerosas ocasiones en conciertos en beneficio del Proyecto Hombre. Por su padre, el padre de Rafa, Sebastián Nadal, dueño de una empresa de cristalería, fue clave para la construcción de la nueva sede de este proyecto de ayuda a personas adictas a la droga.

Aunque la boda se celebró en Sa Fortalesa, una especie de castillo junto al mar, los novios pidieron permiso al obispo Sebastián Taltavull, que lo concedió considerando que existían motivos suficientes para poder realizar la ceremonia religiosa en esta finca.

Sobre el tenista, el padre Catalá aseguró, antes de casarlo, que es “un ejemplo por los valores que transmite. Es por esto que está rodeado de gente que le quiere. Rafa Nadal es una persona que ama y que es amado, y eso no se compra ni se vende”.

Bautizo de su hijo Rafael

Este mes de junio pasado, Rafa Nadal bautizó a su único hijo. El pequeño, que llegó al mundo en octubre de 2022 y se llama igual que su padre, recibió las aguas bautismales el 16 de junio de 2024 en Manacor (Mallorca) en un acto íntimo y sencillo al que únicamente asistieron sus familiares.

Partícipe de un libro sobre el legado de Benedicto XVI

Además, el tenista quiso participar en un libro homenaje que se publicó tras la renuncia de Benedicto XVI como Papa. Titulado Hablando con el Papa. 50 españoles reflexionan sobre el legado de Benedicto XVI  (Planeta), el tenista reflexionaba en uno de los capítulos sobre “la responsabilidad de educar” tras una cita sobre este asunto del ahora Papa emérito.

Decía Rafa Nadal que “con un estilo de vida tan egoísta como el que nos hemos creado, lo complejo es poder enseñar hoy a un niño o a una niña cuáles son las cosas que importan en la vida. Hay que instruirlos para que dejen —para que todos dejemos— a un lado lo accesorio y lo instrumental, para que el dinero (lo financiero) no se convierta en un fin en sí mismo y para que la búsqueda del beneficio material no sea una permanente obsesión”.

Los valores, una “infraestructura moral básica”

Además, añadía, que “en pleno siglo XXI nos ha tocado vivir en un mundo lleno de incertidumbre y cargado de apariencias, donde la irreverencia parece haberse instalado entre nosotros, donde impera lo zafio y muchos jóvenes buscan fama, notoriedad y dinero de forma rápida, recorriendo los atajos que sean necesarios para conseguir fácilmente sus objetivos. Así pues, la educación se convierte necesariamente en un asunto de singular trascendencia para garantizar una vida basada en valores, fundamentalmente en tres: esfuerzo, trabajo y decencia”.

Por ello, Nadal consideraba que “además de la base de la educación, los valores son la infraestructura moral básica de cualquier sociedad que quiera ser justa y solidaria”. Y la conclusión a la que llegaba es que “supe que lo importante no era sólo jugar bien al tenis y pasar la bola por encima de la red. Lo importante era respetarse a uno mismo y respetar al contrincante, esforzarse y entrenar cada día, ser solidario y decente, ser paciente y, cuando es necesario, prudente, ayudar a los demás, sobre todo a los más desfavorecidos, y comprometerse solidariamente, sin olvidar a la familia, a los compañeros ya los amigos”.

La labor social y humanitaria de Nadal también ha estado siempre muy presente, como cuando en 2018 ayudó, como uno más pala en mano, a paliar las inundaciones en los pueblos cercanos a su casa. También se podría destacar de Nadal su defensa de ingresar en el deporte según lo que generes en las canchas, enfrentándose con esta postura a los sectores más radicales del feminismo mundial.

*Artículo publicado en Religión en Libertad. Se reproduce con permiso del director Álex Rosal.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 20 de octubre de 2024 No. 1528

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