Por Mary Velázquez Dorantes

La seguridad de sacerdotes y religiosos en México sigue mermada. Este país, considerado uno de los más peligrosos para ejercer el sacerdocio debido a las amenazas, hostigamiento y homicidios que se han reportado, es un foco rojo de persecución y asedio.

La libertad del ejercicio pastoral ha sido coartada en diversas ocasiones por la alta ola de violencia que termina afectando a la iglesia en su conjunto.

El contexto

El Centro Católico Multimedial (CCM), organismo que lleva el registro de los sacerdotes asesinados en las últimas décadas en México, apunta en sus reportes que la labor del sacerdote está rodeada de elementos que contribuyen al acoso y hostigamiento. Entre ellos destaca una cultura de muerte, narcoviolencia, narcoeconomía, corrupción, pero sobre todo el silencio con respecto a estos temas.

Los estados que presentan mayores índices de violencia son Chiapas, Guerrero, Tamaulipas, Veracruz, Estado de México y Ciudad de México. Por otro lado, desde la mirada del director del Diálogo Nacional por la Paz, el sacerdote Jorge Atilano, se observa un panorama difícil de expresar en números, puesto que no existen datos concretos sobre las amenazas que viven los sacerdotes en el país; sin embargo, tanto el CCM como el sacerdote jesuita, concuerdan en que el crimen organizado, los grupos delictivos y el financiamiento a grupos armados son elementos de contexto que permiten trazar una radiografía de este escenario. Decenas de sacerdotes están asignados en zonas de altos índices de inseguridad y, aunque las cifras no son exactamente contables, se estima que de 2021 a 2022 hubo cerca de 800 incidentes de amenazas a sacerdotes.

Impunidad, violencia y crimen

Durante el sexenio de 2018 a 2024 se registraron diez asesinatos a sacerdotes, lo que genera una herida en el tejido social de la Iglesia católica en México y en la propia historia del país. El asesinato a los jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, así como el crimen al padre Marcelo Pérez, asesinado en octubre de este año, ha provocado un desgaste en el tejido social. Los sacerdotes, en muchas ocasiones, son maltratados, golpeados, secuestrados y torturados antes de ser asesinados.

El CCM también reporta que sufren de extorsiones y cobro de derecho de piso por parte de la delincuencia organizada.

Ante esta situación, el Consejo Episcopal Mexicano ha pedido desde hace varios años que se revisen las políticas de seguridad en el país y se ha pedido que, de forma urgente, en todos los niveles de gobierno se garantice la seguridad de todos los sacerdotes.

Descomposición social

El clima de violencia que existe en México es parte de una descomposición social. “La familia está en peligro y eso se ve reflejado en el daño a las comunidades y los atentados contra los sacerdotes”, afirma el Obispo Emérito de la Diócesis de San Cristóbal de las Casas, Mons. Felipe Arizmendi. Mientras que el padre Jorge Atilano señala que en 34 años se han asesinado a 67 sacerdotes católicos, lo que califica como una lucha por el territorio municipal en México.

Algunas formas de protección o medidas cautelares para los sacerdotes mexicanos son las escoltas, los botones de pánico, el cambio de ruta en su movilidad y el uso de las cámaras de vigilancia, rehusandose siempre a portar armas.

Sacerdotes asesinados en los últimos 5 años

  • En 2019, el padre José Martín Guzmán Vega fue asesinado el 23 de agosto en la comunidad de Cristo Rey de la Paz, de la diócesis de Matamoros, Tamaulipas.
  • El 27 de marzo de 2021, el cuerpo del padre Gumersindo Cortés González fue encontrado con impactos de bala en el cráneo y en el pecho, en Guanajuato.
  • El 12 de junio de 2021 fue asesinado Fray Juan Antonio Orozco, quien se dirigía a celebrar una misa a la comunidad Tepehuana de Pajaritos (Durango).
  • El 30 de agosto de 2021 esa asesinado el padre José Guadalupe Popoca Soto, párroco de San Nicolás de Bari en Galeana, Zacatepec.
  • El 20 de junio de 2022, los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales, Joaquín César Mora Salazar, fueron asesinados dentro del templo de la comunidad de Cerocahui, en Urique, Chihuahua.
  • El 10 de febrero de 2022 en Jalisco, fue asesinado el párroco Juan Angulo Fonseca, encontrado sin vida en un predio conocido como “Rancho Unión Guadalupe”, en Atotonilco El Alto.
  • El sacerdote José Guadalupe Rivas, quien era presidente de la Casa Migrante en Baja California y que se encontraba desaparecido desde la tarde del domingo 15 de mayo del 2022, fue localizado sin vida junto con otra persona en un rancho, cerca de la Hacienda Santa Verónica, en Tecate.
  • En mayo de 2023, fue asesinado Fray Javier García Villafaña, párroco de Capacho, en el estado de Michoacán.
  • El 20 de octubre de 2024 fue asesinado el padre Marcelo Pérez Pérez luego de oficiar misa en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, un hombre descargó su arma sobre él y murió.

Catequistas asesinados

  • El 5 de julio de 2021 en Chiapas, Simón Pedro Pérez López era catequista y activista, lo asesinaron cuando caminaba de la mano con su hijo.
  • El 15 de junio de 2023 en Oaxaca, Gertrudis Cruz de Jesús y Cliserina Cruz Merino iban a Huajuapan de León, para participar en una procesión y en otras actividades programadas para celebrar el 25 aniversario de la ordenación del obispo de esa ciudad, cuando fueron atacadas por un grupo de pistoleros en un paraje conocido como El Hongo.

Sacerdotes que han sufrido atentados y siguen con vida

  • 2019: Ambrosio Arellano Espinoza. Párroco del templo del Señor de las Maravillas, Lomas 5 de Mayo, Puebla.
  • 2019: Raúl Cervera Milán. Sacerdote y teólogo jesuíta.
  • 2020: Roly Candelario Piña Camacho. Sacerdote en el Instituto Fray Pedro de Gante, Apizaco.
  • 2023: Faustino Armendáriz Jiménez. Arzobispo de Durango.
  • 2023: José Filiberto Velázquez Florencio. Párroco de Chilapa.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 17 de noviembre de 2024 No. 1532

 


 

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