El pesebre elaborado por artesanos de Cisjordania se exhibe en el Aula Pablo VI. El responsable Taisir Hasbu: «Es una presencia muy importante para decir que Tierra Santa necesita ayuda y solidaridad, a la espera del año jubilar para poder volver a acoger a los peregrinos».

Por Francesca Sabatinelli – Vatican News

“Lo llamamos Sigue la estrella, el de nuestro belén, que es un reflejo del de la Gruta de la Natividad de Belén, sólo que este es más grande, de nácar, una curiosidad por descubrir”. Taisir Hasbun es el encargado de la instalación artística «Natividad de Belén 2024″ para el Aula Pablo VI y proviene de Belén, al igual que los artesanos y sus asistentes que trabajaron en el Belén de la Sala Nervi, inaugurado el pasado 7 de diciembre. La obra de tres metros de altura fue diseñada por Johny Andonia y Faten Nastas Mitwasi. “Es una oportunidad muy importante para nosotros, los ciudadanos de Belén, de hacer oír nuestra voz – explica Hasbun – especialmente en la situación bastante difícil que conocemos. Esta es una manera de estar presentes, de compartir con todos los visitantes que estarán presentes en el Aula Pablo VI, de dar a conocer nuestra existencia, nuestra presencia, nuestra participación. Es muy importante».

El símbolo del olivo

El belén, elaborado en colaboración con el Comité Presidencial Palestino para Asuntos de la Iglesia, la Embajada Palestina en el Vaticano y el Centro Piccirillo en Belén, fue creado en un 90% por la Universidad Dar Al-Kalima y cuenta la historia de Tierra Santa y Familia con estatuas en madera de olivo, y muchos otros materiales, como hierro para la estructura principal, nácar para la estrella, piedra, cerámica, vidrio, fieltro, tela, lana con el que las ovejas del belén fueron creadas por «el Centro Ma’an lil-Hayat, una asociación de Belén que acoge a personas con cierta discapacidad – continúa Hasbun -, también habrá un olivo, naturalmente, para representar a Palestina y su economía agrícola, una tierra que está llena de olivos, de norte a sur, un olivo que también es símbolo de paz.»

La pobreza de Belén

Una paz que hace tiempo que se perdió en esta tierra y que ahora está de rodillas también por la continuación de una guerra dramática que comenzó hace más de un año. “Belén y toda Tierra Santa, toda Palestina, dependen del turismo. En 2019, más de dos millones de peregrinos, entre turistas y visitantes, entraron en la Iglesia de la Natividad. A causa del Covid vivimos un bloqueo total durante más de un año, seguido del conflicto que ahora afecta a todo Oriente Medio, pero especialmente a Palestina. La mayoría de las familias de Belén y sus alrededores, estamos hablando de un 70%, dependen del turismo, como artesanos que producen objetos de madera de olivo, nácar, cerámica, entre el Covid y la guerra, todos están viviendo una situación muy difícil, extremadamente precario. Para algunas familias es incluso imposible encontrar comida, las familias viven en una pobreza extrema, por eso nuestra presencia en el Vaticano es una manera de hacer oír nuestra voz, de decir que necesitamos su solidaridad, su ayuda». La esperanza para Taisir Hasbun es que «en el año jubilar de 2025 la situación mejore para poder volver a acoger verdaderamente a los millones de peregrinos que hemos acogido a lo largo de los siglos desde el comienzo del cristianismo hasta hoy. Porque Belén es la cuna del cristianismo».

 

 


 

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