El “Guadalupanismo” no se limita a la tierra azteca, sino que este mensaje de ternura, paz y consuelo ha llegado a países como Israel, Cuba, España, Italia, Estados Unidos, Sierra Leona, Siria, Brasil, Polania, Alemania, El Salvador, Guatemala, Colombia, Argentina, Venezuela, entre otros más.

Por Miriam Apolinar

“¿No estoy aquí yo, que soy tu Madre?” son palabras con las que se presenta María de Guadalupe ante el primer santo indígena, san Juan Diego Cuauhtlatoatzin. Mismas que siguen resonando hasta el día de hoy en el Cerrito del Tepeyac, donde millones de peregrinos de todo el mundo acuden para saludarla, pedir su intercesión o recibir ese anhelado ‘milagrito’.

Desde su aparición el 12 de diciembre de 1531, la Morenita del Tepeyac se ha hecho presente en nuestra tierra para abrazarnos como Madre, cobijarnos bajo su manto y mostrarnos su amor incondicional. Año con año millones de mexicanos acudimos al Tepeyac como hijos agradecidos, llevando ofrendas, elevando oraciones y depositando nuestras peticiones a sus pies. Su mensaje de esperanza y consuelo sigue vivo, fortaleciendo la fe de quienes la buscan.

No se limita a la tierra azteca

Es importante destacar que el acontecimiento Guadalupano, que está por cumplir 500 años, continúa confirmándonos que la Madre de Dios también es nuestra Madre. Su amor ha echado raíces profundas en los corazones del continente americano y ha trascendido fronteras, continentes, tiempos, épocas, culturas, pueblos y costumbres. El “Guadalupanismo” no se limita a la tierra azteca, sino que su mensaje de ternura, paz y consuelo ha llegado a países como Israel, Cuba, España, Italia, Estados Unidos, Sierra Leona, Siria, Brasil, Polania, Alemania, El Salvador, Guatemala, Colombia, Argentina, Venezuela, entre otros más.

Fue en 1567 cuando la imagen de la Virgen de Guadalupe cruzó nuestras fronteras por primera vez. En ese año, el segundo arzobispo de México, Monseñor Alonso de Montúfar, envió una copia del lienzo al rey Felipe II. Esta réplica se convirtió en el estandarte de la nave capitana comandada por Andrea Doria durante la Batalla de Lepanto, el 7 de octubre de 1571. En este enfrentamiento histórico, la Liga Santa se enfrentó a la flota turca, logrando detener la expansión del islam en Europa.

Por otro lado, una copia de la imagen de la Virgen de Guadalupe fue realizada por Miguel Cabrera, uno de los más grandes pintores de México, y enviada a Roma por el padre Juan Francisco López. El 25 de mayo de 1754, el Papa Benedicto XIV contempló esta obra y, en ese momento, confirmó el Patronato de la Virgen de Guadalupe sobre la Nueva España, desde Arizona hasta Costa Rica. Fue también en esa ocasión cuando promulgó una bula que declaró a la Virgen de Guadalupe como Patrona de México, concediéndole Misa y oficio propios. En su discurso, evocó las palabras del salmo 147: “Non fecit taliter omni nationi”, que significa “No hizo cosa igual con otra nación”.

Un lugar en cada altar

Por otro lado, en la Basílica de Santa María de la Esperanza, en Macarena, España, se encuentra el Altar de la Hispanidad, que alberga una pintura de la Virgen de Guadalupe, realizada en 1703 por el pintor Joseph Mota.

En Italia, las catacumbas de la Basílica de San Pedro albergan una capilla inaugurada por San Juan Pablo II, donde cada 12 de diciembre se celebra una misa en honor a la Virgen de Guadalupe. Y que decir en la Catedral de San Patricio, en Nueva York, que se ubica en la famosa Quinta Avenida, hay un altar dedicado a la Virgen de Guadalupe, donde cada 12 de diciembre un buen número de mexicanos y latinos se reúnen para celebrarla.

En la Catedral de Nuestra Señora de Los Ángeles California, Estados Unidos, se conserva un pequeño fragmento de la tilma guadalupana, entregado como muestra de gratitud y amistad por el entonces arzobispo de la Ciudad de México al arzobispo John J. Cantwell a principios de los años 40.

Así mismo, la Basílica de la Anunciación en Nazaret, Israel, alberga una hermosa imagen de la Virgen Morena, realizada en mosaicos venecianos. Otra representación de la Virgen de Guadalupe se encuentra en la Plaza del Rosario del Santuario de Lourdes, Francia, y data de 1966. En 2012, el cardenal Norberto Rivera Carrera inauguró en este mismo santuario una capilla moderna, también decorada con mosaicos.

Cabe resaltar que, desde hace 10 años, está presente una imagen de la Virgen de Guadalupe en el altar de la Basílica de San Pedro para la veneración de los fieles de todo el mundo. Esta sagrada imagen, bendecida por la original, fue donada por Unión de Voluntades durante el Congreso Guadalupano en el 2012, y que fuera recibida por el Cardenal Marc Ouellet de la Comisión Pontificia para América Latina.

En 2015, en Argentina, se inauguró un templo dedicado a San Juan Diego, declarado santo patrono de los floristas. Este templo recibió imágenes peregrinas provenientes de la Basílica de Guadalupe, donadas por el movimiento social Unión de Voluntades. De manera similar, en Brasil, un templo de la Diócesis de Patos, actualmente en construcción, alberga una imagen de la Virgen de Guadalupe, también donada por este grupo laical, que lleva más de 15 años promoviendo la devoción guadalupana en todo el mundo. Faltan aún países y milagros por mencionar, pero lo cierto es que, aunque la Madre de Dios recorra el mundo cada día, siempre vuelve a descansar en México. Por último, el número de templos dedicados a la Morenita es incalculable, ya que su imagen ha sido llevada más allá de nuestras fronteras por la fe de innumerables peregrinos… porque no olvidemos que “ser guadalupano es algo esencial”.

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 8 de diciembre de 2024 No. 1535

 


 

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