Por Juan Diego Camarillo

Este primero de enero de 2025, partió a la casa del Padre el cantante argentino Leopoldo Dante Tévez, mejor conocido como Leo Dan, a los 82 años.

Autor de canciones memorables como «Esa Pared», «Cómo te extraño, mi amor», «Pídeme la luna» y «Te he prometido», Leo Dan deja un legado invaluable y un testimonio de fe en el mundo del espectáculo, un ámbito que muchas veces parece no dar espacio a los católicos.

Leo Dan jamás ocultó su amor por Dios ni su misión de transmitir la fe a través de la música. Él mismo recordaba su cercanía con la religión con estas palabras: «Toda mi vida he sido creyente. Mis padres me educaron en la religión católica y, con los años, descubrí que Jesucristo es mi vida y quien me ha orientado. Cuando me casé, recibí la gracia de Dios. Dios me dijo: ‘Yo quiero que tú compongas canciones para recolectar almas para el Señor’.»

De su autoría destacan canciones dedicadas a Jesús, como «Jesús es mi Pastor», «Dame a Jesús», «Oh Jesús de Nazaret» y, más recientemente, el himno de Mama Antula, la primera santa argentina, que compuso y dirigió el año pasado.

En una entrevista, cuando se le preguntó cuál era su mayor sueño, respondió: «Quiero cantarles a Messi y al Papa, y sé que lo voy a lograr». Y lo hizo. En febrero de 2024, el cantante fue recibido por el Papa Francisco en el Vaticano durante una audiencia.

A pesar de su éxito, Leo Dan siempre dio el crédito a Dios: «Me va demasiado bien porque Dios no me abandona. Nos sorprende con cosas y uno tiene que maravillarse y darle gracias a Él. En el Señor me encomiendo porque sé que nada me faltará. Estoy inmensamente agradecido por todo lo que me da en la vida.»

Oramos a Dios por su eterno descanso, pidiendo que tenga misericordia de él y recompense el bien que hizo a través de su talento:

«La bendición de Dios es permanente. El que está con Dios, todas las cosas le saldrán bien.»
—Leo Dan

 

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