Por Miriam Apolinar

Impotencia, rabia, tristeza y desesperanza reflejan la conmoción de la sociedad mexicana ante el caso de Fátima, una adolescente de 13 años, estudiante de secundaria en la Ciudad de México, víctima de acoso escolar. Sus compañeros la arrojaron desde un segundo piso, dejándola en estado grave. Hasta el cierre de esta edición, permanece hospitalizada con fractura de cadera. Su familia exige justicia, mientras las autoridades investigan a los responsables. Este trágico suceso, ocurrido el 4 de febrero, evidencia la creciente problemática del bullying, que afecta a más de tres millones de niños y adolescentes en México, de acuerdo a datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).

De acuerdo con el informe del 2024 de la organización Bullying sin Fronteras, México ocupa el primer lugar mundial en casos de acoso escolar con 270 mil reportes, superando a países como Estados Unidos, España, Brasil y Argentina. Además, México es el quinto con mayor índice de suicidio infantil adolescente y relacionado con el bullying. Donde siete de cada diez menores han sido víctimas de este fenómeno. Asimismo, el último informe de la Encuesta Nacional sobre Discriminación 2022 reveló que 3.3 millones de jóvenes entre 12 y 17 años han sufrido acoso escolar, cifras que subrayan la urgencia de abordar este problema de manera efectiva y sistemática.

La Maestra Trixia Valle, escritora y especialista en acoso escolar, advierte sobre la alarmante crisis de violencia en México. “Vivimos entre homicidios, desapariciones, extorsiones y territorios dominados por el crimen organizado. La raíz del problema es profunda y multifacética, pero también se alimenta de una cultura que glorifica la agresión como símbolo de fuerza desde la infancia. Se otorga respeto y reconocimiento al violento, lo que fomenta el bullying y normaliza la violencia en la sociedad”, señala Valle.

Este fenómeno, según el especialista, requiere un cambio cultural urgente para romper con la normalización de la violencia desde la niñez. Asegura también que el bullying no es un juego; tiene el potencial de cambiar vidas de manera profunda y negativa. Algunas víctimas que terminan alejando de la escuela, desarrollan comportamientos antisociales o se vuelven victimarios como una forma de venganza.

“Las redes sociales han amplificado el impacto del acoso escolar, exponiendo a las víctimas a humillaciones públicas vistas por millones de personas, como fue el caso de Fátima quien era hostigada en su escuela por escuchar música coreana del género K-Pop y que también sufría cyberbullying. Por ello, es urgente atender las causas de fondo, la familia”, expresó la Mtra. Valle quien ha trabajado por una educación para la paz.

Las familias ante el acoso escolar

El acoso escolar es una muestra del debilitamiento del tejido social y exige la acción de todos los sectores para fortalecer el pilar más importante de nuestra sociedad: la familia.

“Es urgente inculcar en nuestros niños, desde la infancia, que la vida humana es sagrada y lo más valioso que tenemos. El respeto al prójimo es esencial para la convivencia, y es fundamental acompañarlos en el desarrollo de sus emociones. Si atendemos estos aspectos básicos, podremos detener el bullying”, explica Trixia Valle, autora del libro Sufro bullying y… ¡ya no quiero ir a la escuela!

Frases como “¡No te dejes, pégale tú también!”, “¡Defiéndete solo!”, “¡Si no te defiendes, yo te pego!” son mensajes que los niños reciben, muchas veces desde sus propios hogares, que los impulsan a ejercer justicia por su cuenta. En este sentido, la familia juega un papel clave en la prevención, detección e intervención del acoso escolar.

“El bullying es el reflejo de la falta de amor en la familia. No basta con buscar soluciones en las aulas, sino que es necesario atender lo que ocurre en cada hogar fragmentado, roto y olvidado, donde los más indefensos son víctimas de la indiferencia o la sobreprotección excesiva”, advierte la especialista.

Un ejemplo de esto son los llamados “papás de algodón”, que sobreprotegen a sus hijos al punto de evitar que enfrenten dificultades o vivan sus propias experiencias. Esta crianza, basada muchas veces en una mezcla de amor y culpa, fomenta la creación de “niños de cristal”, incapaces de afrontar la vida por sí mismos.

“La violencia estructural contra la niñez no es un problema individual ni exclusivo del ámbito escolar. Es urgente que las autoridades adopten políticas integrales de prevención y protección en todos los espacios en los que niñas, niños y adolescentes desarrollan su vida. Y sin duda el ambito familiar es un gran detonador para el comportamiento de los niños en cualquier espacio”, destacó.

Y es que cabe recordar, que cerca de 400 millones de niños y niñas pequeños de todo el mundo sufren habitualmente algún tipo de disciplina violenta en sus hogares, según UNICEF.

La violencia y la cultura del odio

Combatir la violencia en México requiere un esfuerzo colectivo y sostenido, desde la educación temprana hasta el ámbito laboral. Solo a través de la promoción de valores humanos y cristianos, como la empatía y el respeto, la denuncia activa y el fomento de la resiliencia se puede aspirar a construir una sociedad más justa y pacífica. “No podemos permitir que la violencia siga siendo aceptada y normalizada. Erradiquemos juntos la violencia desde sus raíces porque nos merecemos un mucho mejor país”.

Los reportes de bullying en México han aumentado un 205% en 2024 en comparación con el año 2019, según datos proporcionados por el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México. De acuerdo con las autoridades, la secundaria es el nivel educativo donde ocurre el 45 por ciento de los casos de acoso escolar, seguido por la primaria con un 27 por ciento. Los niveles de educación superior (preparatoria y universidad) también se ven afectados, aunque en menor proporción, representando el 17 por ciento de los casos. En términos geográficos, la Ciudad de México concentra el 74 por ciento de los casos, con delegaciones como Iztapalapa, Gustavo A. Madero y Álvaro Obregón destacando en las estadísticas. También se reportan casos en estados como Puebla, Veracruz, Querétaro y Durango.

¡Nunca al acoso escolar!

En enero de este año, el Papa Francisco advirtió que el acoso escolar no solo afecta a los estudiantes, sino que los prepara para la guerra en lugar de para la paz. Durante un discurso dirigido a educadores católicos reunidos en el Vaticano, hizo un llamado contundente:

“Nunca acosen, ¿entendieron?” dijo a los cerca de dos mil chicos y chicas junto a profesores y educadores reunidos en el Aula Pablo VI. «Siéntanse llamados a elaborar y transmitir una nueva cultura», alentó Francisco y añadió: «Una nueva cultura, basada en el encuentro entre las generaciones, en la inclusión, en el discernimiento de lo verdadero, lo bueno y lo bello; una cultura de la responsabilidad, personal y colectiva, para afrontar los desafíos globales como las crisis ambientales, sociales y económicas, y el gran desafío de la paz».

«Por favor, nunca al acoso escolar, ¿entienden esto?», preguntó Francisco. «Sí, sí», respondieron los chicos a coro. Y el Papa insistió: «¡Nunca al acoso escolar! ¡Lo decimos todos juntos! ¡Vamos! ¡Nunca al acoso escolar! Ánimo y adelante. Trabajen en esto».

Del mismo modo, el Santo Padre urgió una pedagogía que valore lo esencial y ponga en el centro la humildad, la gratuidad y la acogida.

La maestra Trixia Valle continúa su labor en la lucha contra el bullying en México e invita a la sociedad a convertirse en embajadora de paz y esperanza. Para ello, destaca la importancia de la capacitación en este problema que afecta a niños y adolescentes, incluyendo a nuestros hijos, sobrinos, nietos y primos.

Para más información o contacto:

educacionmillennial.com

trixiavalle.com

 

Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 2 de marzo de 2025 No. 1547

 


 

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