Por Manuel Gracián Barrera
Jesús de Nazaret tuvo una existencia histórica real; nació antes de Cristo. El análisis cuidadoso de los Evangelios y la lectura de numerosas fuentes helenísticas y romanas lo demuestran. La metodología crítico-literaria permite conocer aspectos de la vida en Galilea y Judea en tiempos de Jesús; presentan así un marco histórico bien contrastado.
Las publicaciones que niegan la existencia del Jesús histórico son legión. Pero también existen fuentes valiosas que confirman al Jesús de la Historia. Baste citar una sola referencia, John P. Meier, ‘Un Judío marginal: nueva visión del Jesús histórico’, obra publicada en varios volúmenes.
¿Y quién es el Jesús de la fe? ¿Era el enigmático personaje conocido como ‘El Profeta (Dt 18, 15)’?¿Es el Mesías que anunciaban? ¿Es de origen divino? ¿Fue concebido por obra del Espíritu Santo en el seno de María? ¿Es Jesucristo Dios y hombre? Hay dos textos evangélicos en que se habla de un nacimiento virginal (Mt 1, 18-25 y Lc 1, 26-38). Y en esto se entienden dos aspectos: la concepción virginal de Jesús y la virginidad de su madre María de Nazaret.
La tradición católica avala la virginidad perpetua de María (Concilio I de Letrán), que los protestantes niegan. Y sólo la fe ofrece certezas. De nuevo el Evangelio va aclarando cada una de las dudas. Sobre este punto resulta muy ilustrativa la trilogía ‘Jesús de Nazaret’ (Planeta 2012) de Joseph Ratzinger y el espléndido libro de Joachim Gnilka sobre el ‘Evangelio de San Mateo’.
La Virgen María estaba desposada con José de Belén cuando recibió el aviso del arcángel Gabriel sobre la encarnación del Hijo de Dios (Gn 1, 2). El diálogo sostenido es fuente de grandes revelaciones. Su reflexión deja claro el concepto que ella “concibió por el Espíritu Santo”. Es decir, “por la acción carismática de la virtualidad divina, la concepción milagrosa de Jesús se debió a una intervención especialísima de Dios”. La concepción de Dios Hijo, segunda persona de la Trinidad Beatísima, se dio en el momento oportuno, la plenitud de los tiempos (Lc 1, 32-33; Is 9, 6; Nm 24, 17).
A Simón Pedro, Dios Padre le reveló que Jesús es el Mesías, “el hijo de Dios vivo” (Mt 16, 16). Y este hombre-Dios, nacido de una virgen, nos trajo la salvación. Jorge Luis Borges ha afirmado en su “Biblioteca personal” (1913) que “más allá de nuestra falta de fe Jesús es la figura más vívida de la memoria humana”.
No se tiene la fecha exacta del nacimiento de Jesús. La fecha del 25 de diciembre fue fijada de manera tradicional, al parecer en el siglo IV después de Cristo. Se basó en la fiesta del solsticio de invierno para evitar la evocación en ese día al dios persa Mitra, el toro inmolado, o el nacimiento del sol invicto. La vidente Anna Catalina Emmerich, en su libro sobre la ‘Vida de la Santísima Virgen María`, refiere el 25 de noviembre como la fecha de nacimiento de Jesús.
Narran los Evangelios que Jesús al ser bautizado contaba 30 años. Juan Bautista comenzó su ministerio el año 15 del reinado de Tiberio. Este mandato se inició en el año 764 de la fundación de Roma. Por lo tanto, Jesús fue bautizado en el año 779; si tenía en aquel entonces 30 años, nació en el año 749 de la fundación de Roma.
Dionisio el Exiguo, monje que vivía en Roma en el siglo VI, fijó equivocadamente la fecha del nacimiento de Jesús en el año año 753 de la fundación de Roma (y no la fecha real del nacimiento de Cristo en el año del 749, o sea, cuatro años antes). Esta fecha errónea (753) fue tomada como el inicio de la era cristiana; quedó establecida definitivamente en la Edad Media. El desatino de Dionisio demuestra que Jesús de Nazaret, al nacer cuatro años ante de la era cristiana, nació… antes de Cristo.
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