Por Julieta Appendini – ACN

“He corrido hasta la meta, he mantenido mi fe.” Estas palabras de san Pablo también las hacen suyas las Misioneras Cruzadas de la Iglesia en Chilapa, Guerrero, México. Desde 1964, estas hermanas, ya de edad avanzada, no han dejado de abrir sus puertas a todo el que necesita ayuda.

Su casa es un refugio de esperanza: punto de encuentro para misiones, formación de agentes de pastoral y apoyo a proyectos diocesanos. Allí también acogen a jóvenes de bajos recursos que desean continuar sus estudios.

Gracias al apoyo de personas generosas como tú, a través de Ayuda a la Iglesia Necesitada, las hermanitas han logrado reconstruir su casa, un hogar que sigue acogiendo a quienes más lo necesitan.

La hermana Esperanza, con voz entrecortada y el llanto asomándose, nos comparte: “Nosotras, las personas que ya estamos mayores, que ya estamos, por último, disfrutamos de estos beneficios que llegan a través de los bienhechores. Gracias a todos los que se han quitado el bocado para mandarnos ese donativo y disfrutarlo. Estoy sintiendo esa bondad que está en ustedes y que es de Dios.”

Hoy, las hermanas Misioneras Cruzadas de la Iglesia siguen manteniendo su fe, corriendo hasta la meta, pero no pueden hacerlo solas. Después de haber reconstruido su casa, ese refugio donde tantos encuentran esperanza y oportunidades, ahora necesitan de ti para que su misión continúe.

Cada oración, cada donativo, cada gesto de generosidad es un paso más para que estas valientes mujeres sigan sembrando fe, educación y amor entre los más necesitados. Tú puedes ser parte de esta historia de entrega y esperanza.

Hoy tienes la oportunidad de sostener la fe, de mantener viva la misión.
Ayúdales a seguir siendo luz donde más se necesita.

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