Por Rebeca Reynaud
La Virgen María hace, en Medjugorge, una invitación constante a dejar el estilo de vida mundano y a dejar un apego excesivo a los bienes terrenos. “Queridos hijos, os lo ruego, entregad al Señor todo vuestro pasado, todo el mal que se ha acumulado en vuestros corazones (25-2-1987). “Dios desea convertir el mundo entero y llamarlo a la salvación y al camino hacia Él, que es el principio y el fin de todo ser” (25-6-2007).
Al mismo tiempo aparece una exhortación a no infravalorar la gravedad del mal y del pecado y a tomar muy en serio la llamada de Dios de luchar contra el mal y contra la influencia de Satanás. Otra invitación frecuente es la de no asustarse ante las pruebas. Se anuncia que el presente es un tiempo de gracia y un tiempo de prueba.
Nuestra Señora continúa: “Os he prometido un oasis de paz, pero saber que junto al oasis existe el desierto donde acerca Satanás y trata de tentaros a cada uno de vosotros. Sólo con la oración seréis capaces de vencer toda influencia de Satanás ahí donde vivís. Yo estoy con vosotros, pero no puedo privaros de vuestra libertad” (7-8-1986). “Encontrad el tiempo para reuniros en familia y suplicad la gracia de Dios (…). No despreciéis al pobre que os pide un mendrugo de pan. No lo apartéis de vuestra mesa llena. ¡Ayudadlo! Y también Dios os ayudará” (28-1-1987). Luego insiste en el ayuno y en hablar con Dios. “Os invito a ser responsables y decididos y a consagrar cada día a Dios” (25-1-1998). Y advierte: “Queridos hijos: yo no puedo ayudaros si no vivís los Mandamientos de Dios, si no vivís la Misa, si no rechazáis el pecado” (25-10-1993).
En los mensajes la exhortación a orar es constante e insistente. Nos invita a decidirnos por la oración porque en ella podemos vivir la conversión, y así podremos ser como niños, abiertos al amor del Padre. Quiere que llenemos nuestra jornada con oraciones breves y ardientes. «Hijitos, renueven la oración hasta que la oración sea un gozo para ustedes» (25-8-97). Cuando oramos Dios nos ama y nos da gracias especiales. Luego explica que, si no tenemos la fuerza para ayunar a pan y agua, podemos renunciar a otras cosas, como la televisión, al alcohol, a los cigarrillos y a otros placeres. Cada uno sabe lo que debe hacer, quizás a hacer ayuno de malas palabras, de flojeras o de enojos.
La centralidad de la Misa
La Señora aconseja: “La Misa es la forma más alta de oración. No llegaréis jamás a comprender su grandeza” (13-1-1984). Nos pide que la Misa sea el centro de nuestra vida y la Eucaristía esté en nuestras familias. La familia debe ir a Misa y celebrar a Jesús. Advierte que Ella está más cerca de nosotros en la Santa Misa que en sus apariciones. Comulgar es más que ser vidente. Hace también una invitación constante al amor fraterno concreto, que acompaña, que da, sirve y perdona, y es cercano a los pobres: que veamos quién necesita nuestra ayuda espiritual o material. Nuestro ejemplo será las manos tendidas de Dios, que la humanidad busca. Sugiere dedicar un día a la semana a los pobres y enfermos. Con el amor podremos hacer aquello que nos parecía imposible. El amor lo acepta todo, aún lo que es duro y amargo por amor a Jesús. Pedir a Dios que venga en nuestro auxilio, así podrá modelar nuestras vidas.
La espiritualidad de Medjugorge es gozosa, festiva e invita a la alegría de seguir a Cristo, agradeciendo también las pequeñas cosas bellas de la vida, dice el documento del Dicasterio de la fe (n. 24). La naturaleza se abre y da frutos, de la misma manera, nosotros podemos entregarnos completamente a Dios y daremos frutos de vida. Sólo Él puede darnos el gozo y el amor. Que la oración se convierta en vida para nosotros y lo mismo la acción de gracias. Quien ora siente la libertad de los hijos de Dios. La Señora pide que renovemos nuestro corazón para que el bien sembrado dé frutos de alegría. Seremos felices si estamos unidos a su Hijo.
En los mensajes mensuales a la parroquia, la Gospa se refiere a los fieles llamándolos “apóstoles de mi amor”, y les pide ser como los rayos del sol que calientan todo el entorno. En muchos mensajes existe una invitación fuerte a despertar en nosotros el deseo del Paraíso, y a buscar el sentido último de la existencia en la vida eterna, porque a veces sólo pensamos en la vida terrena. Somos peregrinos en camino hacia la eternidad. Todo es pasajero, sólo Dios es eterno.
El conjunto de los mensajes posee un gran valor. A veces hay imprecisiones que se pueden deber a interpretaciones de los videntes o de otras personas. La Virgen dice: “No vayáis en busca de cosas extraordinarias, sino tomad el Evangelio, leedlo y todo os será claro” (12-11-1982). Invita a leer cada día la Biblia en nuestras casas. También afirma que, más que los mensajes, es la vida de los cristianos la verdadera luz del mundo. Pide que seamos un reflejo de Jesús. María asume los planes de Dios hasta el punto de expresarlos como propios. Su deseo es acercarnos cada vez más a Jesús y a su Corazón traspasado, para que de nuestro corazón pueda brotar una fuente de amor hacia cada persona, incluso hacia quienes nos odian y nos desprecian. Así podremos vencer las miserias de este mundo.
No estamos obligados a creer en el carácter sobrenatural del fenómeno en cuestión. Podemos dar nuestro asentimiento de forma prudente (cfr. n. 38). El Espíritu Santo actúa eficazmente para el bien de los fieles.
BIBLIOGRAFÍA:
DICASTERIO PARA LA DOCTRINA DE LA FE, “La Reina de la Paz”. Nota sobre la experiencia espiritual vinculada a Medjugorge, 19-9-2024, en vatican.va.
Todos mis mensajes y el Santo Rosario, actualizado hasta 2021. Centro María Reina de la Paz, Toluca. Edo. de México