La Palabra de Dios crucificada
es testigo fiel de su elocuencia,
es palabra de amor y, en su existencia,
en la vida y la muerte fue probada.

Por dar fe de su amor, nos dio su vida;
por dar fe de la vida, fue exaltada
sobre toda palabra pronunciada;
por el Padre a los hombres ofrecida.

La Palabra de Dios ya fue cumplida.
El silencio de Dios está a la espera
del amor de los hombres, Y él quisiera
que esa Palabra fuera recibida,
y en comunión de amor por siempre fuera
plenitud de su don que a todos diera. Amén.

 

Himno del oficio lectura del Sábado Santo

Imagen de Oriel Vanega en Pixabay


 

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