Por Jaime Septién
Son tiempos revueltos en materia comercial, y por qué no decirlo, también en materia de moralidad y ética, de un peligroso olvido de la geopolítica. La guerra comercial emprendida por el presidente de Estados Unidos en contra de todo el mundo exige, para nuestros lectores, un poco de claridad. Por ello, hemos entrevistado a un antiguo y constante colaborador de El Observador, el ingeniero Sergio Ibarra.
-¿Qué importancia ha tenido el Tratado de Libre Comercio para México?
Impulsó a México como un socio comercial esencial, tanto para los Estados Unidos, como para Canadá. A partir de 1994, cuando se formalizó, las inversiones generadoras de empleo se multiplicaron en el territorio de la república mexicana.
-¿Nos ha favorecido como país?
Paulatinamente la balanza comercial entre los tres países se puso a favor de México en lo que respecta a la diferencia entre las exportaciones y las importaciones. Desde hace más de una década la balanza comercial entre México, Estados Unidos y Canadá, favorece a nuestro país.
-Ahora se ve como un acto de condescendencia con México…
No fue un acto de benevolencia, sino el producto de que México ofreció y ofrece, hasta la fecha, mejores condiciones en cuanto al costo de la tierra, impuestos fiscales a inversiones extranjeras, costo de la energía y, subrayado, un menor costo de mano de obra.
-¿Lo quiere acabar el presidente de Estados Unidos?
Donald Trump ganó la presidencia hace dos cuatrienios y desde entonces mostró su aversión por México, iniciando la construcción física de un muro entre los Estados Unidos y México, cosa que es inviable por los más de 3,000 km de frontera que se comparten.
-Además del fentanilo y de la migración, la guerra comercial emprendida por Donald Trump contra China involucra a México, ¿no es así?
Del 2018 a la fecha, la presidencia de la república mexicana ha sido ocupada por un partido que obedece más a los intereses de la principal potencia que compite contra los Estados Unidos: China. Desde entonces se incrementó el flujo de exportaciones y de inmigrantes de aquel país a México. A grado tal que una de las exigencias de Trump ha sido que México incremente aranceles en la misma proporción en que lo ha hecho Estados Unidos hacia las importaciones de China con México.
-¿Hacia dónde debe caminar México?
Las medidas arancelarias de Trump en abril de 2025 amenazan la disminución de las exportaciones de México hacia los Estados Unidos, que es su principal socio comercial, cosa que no lo es China.
-¿Qué lugar ocupa en todo este merequetengue el lector de El Observador?
Amable lector, seguramente ha consumido productos de la cadena Walmart, empresa de capital estadounidense. Cada vez que pagamos un peso ahí, una parte va a ir a parar a las arcas de empresarios estadounidenses, de la misma forma que cuando compramos un auto General Motors o pantalones de marca Levis o una hamburguesa McDonald ‘s. Desde esta perspectiva pareciera que a Trump se le está olvidando un concepto que nació a principios del siglo XX que se llama geopolítica y que hoy en el siglo XXI se ha extendido a la geoeconomía.
-¿Qué significa esto?
Que hoy las cadenas de producción de empleo y de generación de progreso se encuentran entrelazadas por tres décadas de TLC o NAFTA. Establecer aranceles arbitrarios es faltar a la palabra no de él, no de un hombre o de un partido, es faltar a la palabra de todo un país que se comprometió a respetar condiciones arancelarias entre Canadá, Estados Unidos y México y que hoy, sin guardar el más mínimo respeto moral, el señor Trump ha violado.
-¿Qué se puede hacer?
Al margen de la crisis moral que se avecina por la cancelación del poder judicial en nuestra Patria y de esta guerra comercial de Trump, es momento de reflexionar a quién queremos beneficiar con cada voto o dinero que gastemos, por cada vez que consumamos o votemos, en particular en este mes de junio 2025, por el circo de los pseudo magistrados y jueces.
Publicado en la edición semanal impresa de El Observador del 20 de abril de 2025 No. 1554