La labor de Doña Leo y Las Patronas ha sido reconocida a nivel nacional e internacional. Obtuvieron el Premio Nacional de Derechos Humanos en 2013 y fueron nominadas al Premio Princesa de Asturias de la Concordia, entre otros galardones.
Por Miriam Apolinar
«Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; fui forastero, y me recogisteis…» (Mt 25, 35-36) Estas palabras del Evangelio según san Mateo no solo inspiran, sino que resumen con precisión el espíritu de una misión que, desde hace tres décadas, encarna la compasión de Cristo en uno de los caminos más duros de nuestro país. Se trata de “Las Patronas”, un grupo de mujeres veracruzanas que, movidas por la fe y el amor al prójimo, han hecho de la solidaridad una forma concreta de vivir el Evangelio.
Nacidas del impulso generoso de compartir un poco de pan y leche con migrantes hambrientos, este grupo de mujeres voluntarias de la comunidad Guadalupe La Patrona , en el municipio de Amatlán de los Reyes, Veracruz, ha hecho de su fe un acto cotidiano de misericordia. Desde 1995, a la vera de las vías del tren conocido como “La Bestia”, han lanzado bolsas de comida, agua y esperanza a miles de hombres, mujeres y niños que atraviesan el país en busca de una vida mejor. Su labor, silenciosa pero poderosa, se ha convertido en un verdadero testimonio de la presencia de Dios en medio del sufrimiento humano, donde el Evangelio no solo se predica, sino que se vive con las manos, con el corazón y con el alma.
El 14 de febrero de 2025, “Las Patronas” celebraron tres décadas de entrega, fe y solidaridad. Lo hicieron en un ambiente de acción de gracias, elevando oraciones para que Dios siga sosteniendo esta obra nacida del amor al prójimo. «Nuestro trabajo tiene que ver únicamente con la fe. Porque si en nosotras hay fe, hay amor, y si hay amor, está Dios. Él clama. Él llama. Y a nosotras nos ha llamado a servirle. Jamás imaginamos que con un lunch o una botellita de agua podríamos cambiar la vida de los migrantes… y también la nuestra», compartió Norma Romero, vocera del grupo e hija de Leonila Vázquez, fundadora de esta misión de amor, quien partió a la Casa del Padre el pasado 13 de abril, a los 89 años.
Leonila Vázquez: rostro de Cristo en el servicio
Conocida con cariño como «La Patrona de Las Patronas», Leonila Vázquez Alvízar fue el alma y la inspiración de este proyecto de amor y fe. Mujer profundamente católica y devota de la Virgen de Guadalupe, vivió su fe a través del servicio, dedicando su vida a ayudar a los más vulnerables: los migrantes que cruzan México en busca de una vida mejor.
El colectivo “Las Patronas” anunció con profundo dolor esta pérdida la mañana del 13 de abril:
«Con mucha tristeza anunciamos el sensible fallecimiento de una gran mujer, nuestra querida Leonila Vázquez Alvízar, fundadora de este importante proyecto. Esta mañana su corazón ha dejado de latir, pero su sabiduría y humanidad han quedado impregnadas en cientos de personas de México y el mundo. Nos duele su partida, pero su misión en esta tierra ha sido cumplida. Hoy la entregamos a Dios ya la Virgen de Guadalupe para que la reciban con alegría en el paraíso. Gracias por tanto, Leonila. Hasta siempre.»
Leonila fue conocida por su carácter fuerte y su liderazgo firme, forjando a su alrededor a mujeres igualmente comprometidas, como sus hijas —entre ellas Norma Romero— quienes hoy mantienen viva la obra, acompañadas de voluntarios, organizaciones, escuelas y empresas que se han sumado con donativos de comida, agua, ropa y recursos. Bajo su guía, Las Patronas pasaron de repartir alimentos desde casa a contar con un comedor comunitario que, con el tiempo, se transformó en un albergue temporal para migrantes. A lo largo de los años, su compromiso se fortaleció y creció hasta convertirse en un símbolo de esperanza y humanidad.
Hoy su partida deja un vacío, pero también una huella imborrable. Su obra continúa, vive en las manos de quienes día a día siguen apoyando a los migrantes en tránsito por Amatlán de los Reyes, Veracruz. Porque Leonila no solo cambió vidas: nos enseñó a vivir la fe con el corazón en las manos.
Una fe que se traduce en servicio
En un país marcado por la violencia y la indiferencia, “Las Patronas” decidieron no cerrar los ojos. Desde su comunidad rural, sin apoyo gubernamental ni afiliación política, han mantenido su misión confiando únicamente en la Providencia.
“Nuestro trabajo tiene que ver únicamente con la fe. Porque si en nosotras hay fe, hay amor, y si hay amor, está Dios, afirma Norma Romero, vocera y también fundadora del grupo. “
Lo que comenzó como un acto de compasión se transformó en una vocación. Para Norma, y para todas ‘Las Patronas’, su misión no es un proyecto humano, sino una obra de Dios. “Jesús se nos manifestó en las vías, cuando vimos un Cristo Negro. Él nos llamó a servirle en cada migrante que pasa”.
Un legado que trasciende fronteras
Aunque la historia de “Las Patronas” comenzó a resonar internacionalmente en 2009, su labor ya era inmensa mucho antes de que llegaran las cámaras. En 2013, recibió el Premio Nacional de Derechos Humanos y el Premio Sergio Méndez Arceo, pero su verdadero reconocimiento llega cada día en forma de una sonrisa, una bendición o una lágrima agradecida de quienes han recibido su ayuda.
“Los migrantes que cruzan la puerta de nuestro albergue ya son parte de nuestra familia”, dice Norma Romero. Muchos de ellos, tras recibir apoyo, se convierten en voluntarios o en testimonios vivientes de que el amor de Dios transforma vidas.
El mejor homenaje a la vida de Leonila será que “Las Patronas” sigan fieles al llamado de Cristo: ver por el forastero, dar de comer al hambriento y acompañar al que sufre. Porque cada vez que lo hicieron por uno de esos pequeños hermanos, lo hicieron por Él.